Yo vengo de cualquier parte y ando por todos los siglos. Vago por calles y montes, gestos y libros, sueños y canciones con la absoluta libertad del espíritu errante que no se guarda nada para sí. Solo pretendo –es mi gran ambición- que, tras las coincidencias y discrepancias inevitables en el sendero de un punado de razones, aparezcas dispuesta(o) a estrechar esa mano tendida hacia la última verdad.
Quisiera tener rostro, pero soy hijo que filtra y asimila pensamientos de incontables seres que han dejado alguna idea como huella de si existencia. Aspiro a ser hondo y travieso, acorde con la noble herejía de esos fantasmas que me animan. Tampoco tengo nombre, pero para salvarme del anonimato –y por si quieres llamarme alguna vez- digamos que soy, en honor a un inseparable amigo común...
El diablo ilustrado
Debilidades: Tú no tenías ninguna.
Yo tenía una: Amaba.
Bertolt Brecht estaría algo resentido con su amada, quizás por no ser plenamente correspondido, cuando define aquí al amor como una debilidad –aunque en el fondo esto no debe ser más que una ironía poética. Aun en el caso de que esa persona no se entregue con la intensidad con que uno lo hace, el amor es una fuerza; por eso coincido plenamente con Emerson: el que no ama ya está muerto.
Amar delirantemente es lo mejor que nos puede pasar, es el don más elevado de nuestra especie: nada como mirar al infinito espacio circundante con los ojos de quien siente que no le alcanza la vida para darla.
Solo el amor engendra melodía –escribió nuestro José Martí-, porque no hay música de la existencia humana que no se deba a él. La armonía de la vida, el equilibrio necesario para tener paz con uno mismo se debe, en buena medida, a la purificación que seamos capaces de lograr cada día, ese intento de ser mejores que nos eleva hacia el amor.
Lo que se hace sin amor está condenado al fracaso. Hay quienes le otorgan al interés material la capacidad de inspirar obras perdurables; yo vivo convencido de que, hasta en los casos donde haya mediado por alguna razón el dinero, han sido las grandes pasiones las creadoras de las verdaderas joyas: las del espíritu, las de la belleza. Dice (o canta) el trovador Silvio Rodríguez, recreando una frase del maestro: solo el amor convierte en milagro el barro... solo el amor alumbra lo que perdura... solo el amor consigue encender lo muerto.
No por gusto el refranero popular ha dictado: el amor es la fuerza que mueve la tierra –aunque a veces tengamos la impresión de girar contrario por la cantidad de cosas descabelladas y cavernícolas, que se ven; tantas, que Eduardo Galeano define:
El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen y así lo recomienda.
Se refiere a la sociedad global mercantilista que nos propone un culto común y universal –sin detenernos en su utilidad o en su autenticidad- a lo nuevo por lo nuevo, simplemente por tenernos prendidos a la moda; moda que pretende crear un ser sin rostro, sin raíces: todos soñando con vestirse iguales, con comer lo mismo, anhelando objetos similares, adormecidos con ídolos espectaculares y huecos, todos por alcanzar el "nivel" que otorgan las marcas –patrón por el que proponen juzgar a las personas. Dice una canción de Rubén Blades y Willy Colon:
Era una pareja plástica, de esas que veo por ahí:
El pensando solo en dinero, ella en la moda en Paris.

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El Diablo Ilustrado
عشوائي"Al Diablo Ilustrado: Como ser bueno es el único modo de ser dichoso, muy feliz has de ser, de diablura en diablura, con tu fe en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud. El agua de tus páginas mitiga esta sed de otro posible en la inf...