Harry cerró la puerta de mi dormitorio, mientras yo rápidamente me dirigía hacia el otro lado del espacio oscuro. Mis
dedos tanteando para encontrar el interruptor de mis luces tintineantes. Una vez las encontré la habitación estaba
envuelta en un suave color rosa. Me volqué hacia Harry, quien ya se había quitado las llaves, el teléfono y la billetera
del bolsillo trasero de sus jeans. La profundidad de sus impresionantes ojos me miraba mientras yo jugaba con mis
manos, arrastrando los pies.
Yo sabía que mi nerviosismo era evidente, recibiendo una pequeña sonrisa de Harry.
"Ven aquí".
Sus largos dedos se extendieron a mí, mis pies moviéndose hacia él para aceptar el gesto. Me tragué mi ansiedad,
mordiéndome el labio inferior. El brazo izquierdo de Harry se deslizó alrededor de mi espalda, suavemente
poniéndome más cerca.
"Ahora estás a salvo. Voy a mantenerte a salvo. "Susurró.
Y yo le creía. Yo sabía que Harry no se detendría ante nada para protegerme. Era difícil describirle a alguien como
nuestra relación había comenzado. Pero más en la forma en que se había desarrollado. Podía confiar en Harry con
prácticamente cualquier cosa. ¿Es esto lo que se siente al estar enamorado? Estar tan envuelto con alguien, que
quieres darle todo.
Harry ya me había entregado su corazón.
Un beso inocente fue intercambiado entre nosotros. Apartándonos, pero aún así nuestros labios seguían rozándose.
Nuestras frentes apretadas mientras con cuidado pasaba mi mano por su estómago. Mis manos temblorosas
mientras agarraba la parte inferior de su camiseta. La camiseta fue desprendida del largo torso de Harry, frunciendo
el ceño cuando las heridas que había sufrido en la pelea se hicieron visibles. Pero a pesar de las imperfecciones
todavía se veía impresionantemente hermoso. Su piel bronceada era suave mientras trazaba a través de las líneas
definidas de su estómago.
"Tienes que ser un ángel." Susurré, mirando a la cara de Harry.
Sus impresionantes rasgos iluminados por el resplandor de las luces tintineantes. Rizos oscuros, hoyuelos,
hermosa sonrisa, asombrosos ojos verdes y labios carnosos. Él no se parecía a ningún otro hombre que jamás haya
visto.
"No soy un ángel, bebé." Sus palabras sosteniendo un atisbo de dolor, sus ojos cayendo a donde yo sostenía su
mano.
Yo sabía que él había participado en algunas actividades cuestionables y yo todavía no estaba segura de si alguna
vez volvería a ser libre de la oscuridad que lo poseía. Pero yo no quería que cambiara por mí.
"Bueno, yo creo que sí."
Levanté su mano a mi boca, dejándole besos delicados hasta los nudillos.
"¿Por qué?", Se preguntó confundido.
"¿Cómo puede alguien verse tan impresionante como tú y no ser un ángel." Hablé en voz baja. "Esa es la única