En la penumbra

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Un poderoso rey tenia una hija y un hijo. La muchacha ,mayor, poseía una enorme belleza. Pero Louis, el hijo menor, era mas hermoso aun. Su belleza era superior a cualquier hermosura creada por la imaginación humana.

Por eso, para ver a Louis, para contemplar su belleza sobrenatural, llegaban al reino mujeres (y no solo mujeres, por que tambien los hombres deseaban verlo) de todas partes del mundo. Querian comprobar lo que se contaba. Y al regresar a sus comarcas y a sus casas contaban lo que habian visto. 

Entonces nuevas olas de incrédulas partían hacia el reino, para constatar tambien ellos que en la tierra existía un joven, el hijo de un poderoso rey, cuya belleza era tan enorme que se hubiera necesitado inventar un idioma completamente nuevo para nombrar, o mas bien para tan solo comenzar a nombrar aquella hermosura. 

Una marea de gente de todas las edades y condiciones recorrian las calles de la cuidad al llegar, habiendo viajado dias y dias, algunos incluso semanas y semanas, solo para buscar el palacio real, acercarse a el y ver por unos momentos, a la menor distancia posible, al renombrado principe. 

-no hay nada igual en toda la tierra- declaraban algunos.

-es como si Afrodita hubiera vuelto a nacer, para morar entre los mortales pero en el sexo opuesto- añadian otros.

Todos asentían de acuerdo con lo que se decía sobre la belleza deslumbrante del pequeño príncipe. Y los mas osados agregaban:

-la propia Afrodita reconocería que el príncipe no esta lejos de igualarla en gracia. 

Esta fama atravesaba llanuras, montañas y mares, hasta los confines del mundo. Asi llego tambien al Olimpo, el hogar donde vivian los dioses. Asi llego a oidos de Afrodita.

La diosa enrojecio de colera al saber que se comparaba su hermosura con la de un simple mortal. Decidio que la ofensa no quedaria a salvo de sus represalias. Ya habia sufrido el peso de su ira otras mujeres que se habian atrevido a competir con la propia diosa del amor, aunque esta vez era diferente tratándose de un simple principe, pero de todas maneras, no seria esta la excepción. 

Llamo a su poderoso hijo de temibles flechas al que los demas dioses temian por su ilimitado poder con su arco y le encomendó un castigo que acabaria con la vida que llevaba ese mortal:

-Haz que Louis se enamore. Pero no de una mujer gentil y amable, sino de un monstruo horrendo. 

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La hermana mayor del príncipe estaba casada. No le había costado trabajo a su padre declararse a favor de un noble rey entre los muchos pretendientes que tenia cuando llego a la edad de convertirse en esposa. Y Louis había llegado también a ese momento. Habia alcanzado aquella edad ya hacia tiempo, y el tiempo seguía pasando, pero nadie quería contraer matrimonio. Louis no era muy hermoso: Louis era demasiado hermoso, y su inexpresable belleza terminaba por atemorizar a las mujeres  que llegaban al reino con la idea de casarse con un hombre cuya cualidad había llegado a sus oídos pero aun no habían visto. 

-Estoy preocupado, alarmado- dijo un día el rey a la reina- pasa el tiempo. Debemos casar a Louis, y no podemos elegir con quien.

-también yo temo por el- confirmo su esposa- si esta situación se mantiene, llegara el día en que se convertirá en rey no podrá gobernar sin una esposa-

-Entonces es preciso que encontremos una solución, por el bien de nuestro querido hijo.

-no creo que podamos hallarla nosotros- dijo pensativa al reina- Seria mejor consultar a los dioses, ellos sabrán mejor que nosotros que hacer-

Black GodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora