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Caos.
Una sola palabra que te describía
completamente.

Tu pelo era un caos.
Tu habitación era un caos.
Tu armario era un caos.
Tu mente era un caos.
Tú eras un caos.

Eras mi caos; mi precioso caos.
El problema era que tú no aceptabas serlo,
no te gustaba nada de ti.
Y Dios...
¿cómo un caos tan perfecto
podía odiarse tanto?

Así fue como mi caos decidió
poner fin a su vida.
Así como yo amaba a ella,
ella amaba la muerte.
Cientas de pastillas ingirió
y mi caos desapareció.

¿Y por qué no se esfuma
este vacío
que siento al igual que ella?

Te necesito, Caos.

TristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora