Pasaron solo 2 días hasta que ''la sobrinita'' hizo su aparición. Ese es el apodo que él le asignó mentalmente. Rara vez tenía tiempo suficiente para preguntar su nombre, así que apodaba a sus víctimas según las circunstancias. Al tratarse esa chica de la sobrina de una de sus clientas, ''la sobrinita'' le pareció apropiado.
Esa noche, Jack aún no se había dormido. Estaba recostado sobre su cama, aún con la ropa puesta.
Era un tipo con suerte. La muerte de la chica (al igual que las otras), se la adjudicaron a Jack el Destripador. Incluso anunciaron erróneamente que la chica era prostituta. Seguramente esa aseveración convenía a la opinión pública, al tiempo que restaba temor a las ''chicas bien''. Si el Destripador solo asesinaba rameras, entonces la mayoría estaba a salvo de él.
Pero Jack sabía que no era cierto. Él mismo había asesinado a 3 mujeres, y sus asesinatos fueron atribuidos al asesino serial, liberándolo de culpa y cargo.
Además, estaba el hecho de que ellas siempre volvían, y al parecer la muerte les sentaba muy ardiente, porque las cosas que le hacían no tenían paragón en el mundo terrenal.
De pronto, luego e una brisa breve que movió las cortinas de su dormitorio, Jack sintió como los botones de su camisa se desabotonaban lentamente uno a uno. Una sonrisa surcó su rostro. ''La sobrinita'' estaba ahí, y de solo recordarla su virilidad (su pene) se erguia en forma notable e incontrolable.
Una vez que la chica fantasma terminó de desprender su camisa, comenzó con los botones del pantalón. Solo le duró unos segundos. Instantes después el mismo descansaba a un costado de la cama. A Jack solo le quedaba el bóxer, prenda liviana que apenas lograba contener el crecimiento desmesurado de su desesperación.
Entonces ella corrió las cortinas de su habitación, provocando una casi penumbra a la que los ojos de Jack demoraron en acostumbrarse.
Fue así que pudo verla. Estaba tan bonita como cuando la conoció en la función. Un halo de luminosidad invisible rodeaba su cuerpo, y sus ropas intangibles apenas cubrían lo más ''importante'', dejando entrever su muy definida figura.
Jack permanecía recostado y enmudecido por la belleza de la chica, quien con un leve contoneo, deslizaba su blusa poco a poco. Sus turgentes dones comenzaron a descubrirse, dando lugar a unos hermosos botones de placer, que rogaban ser acariciados y besados como mínimo hasta el amanecer. Los ojos de Jack no daban crédito a lo que estaban observando, y su mandíbula cayó en un movimiento reflejo.
[ ... ]