Petey K comenzó a buscar las llaves faltantes. La curiosidad se apoderaba de él, pues conforme caminaba por los oscuros caminos de la mansión no podía dejar de pensar en el cofre que había descubierto y lo que había dentro de él. ¿Qué tal si sus amigos habían encontrado las otras llaves? La idea parecía muy improbable, pero eso no significaba que no fuera posible, después de todo, tanto las llaves como ellos eran cinco, pero el divertido guitarrista estaba consciente de que eso sería una coincidencia casi imposible, por lo que no le dió importancia a aquella hipótesis.
No podía negar que aquella idea le causo mucho gracia, pero también lo puso a reflexionar un poco sobre sus amigos. Ellos eran un equipo y debían permanecer como tal. Petey tenía muchas dudas al respecto de todo lo que había pasado, pero de algo estaba muy seguro, las cosas hubieran sido mucho más fáciles si entre todos hubieran hecho la búsqueda.
A pesar de todas estás ideas, él no se detuvo, lo más probable era que las llaves tuvieran una clase de conección, debían encontrarse en lugares inesperados, pues la primera había sido descubierta debajo de una campana de comida, un escondite muy peculiar para una llave, y sin embargo para él fue algo llamativo.
Siguiendo esta lógica, Petey recorrió cada sala poniendo atención hasta a el más mínimo detalle, descubriendo que, a diferencia de lo que temía, encontrar las llaves no fue tan complicado.
La primer llave se encontraba camuflada en la portada de un gran y antiguo libro colocado en una vitrina; dos de las llaves restantes se hallaban en lugares un tanto predecibles, el patio y el ático; finalmente, la última llave fue la más difícil de encontrar para el pequeño pingüino, pues se hallaba en un lugar muy visible, que casi parecía parte de la decoración: la entrada, el primer lugar que habían visto al haber ingresado a aquel terrorífico lugar.
Después de haber logrado su propósito, Petey se dirigió con gran rapidez al cofre, coloco cada llave en su respectivo candado y abrió el cofre... El hecho de estar a punto de saber la verdad lo lleno de emoción, desafortunadamente, lo que encontró en el interior no era lo que esperaba.
-¿Lentes? Esto no tiene nada de sentido, todo ese esfuerzo por encontrar las llaves, definitivamente no esperaba esto.- y diciendo esto, Petey K estuvo a punto de retirarse de aquella sala, sin embargo observó que los lentes venían acompañados de una nota, en la cual se podía leer:
"-Respira profundo...
-Ponte las gafas
-Verás lo que jamás hubieras visto..."
Aquel mensaje le pareció muy extraño al guitarrista, venía acompañado de unos dibujos que no se alcanzaban a distinguir por la oscuridad en la habitación. Todo indicaba que esos lentes eran más de lo que aparentaban.
Sin estar seguro de que hacer, Petey decidió seguir las instrucciones, percatándose de algo que no pudo creer: extrañas criaturas se encontraban en todo el lugar, presentaban un tamaño similar a los puffles, colores muy extraños y... parecían tener propiedades de fantasmas.
-Esos son... ¡Fantasmas de dulce! Creí que no los volveríamos a ver, pero... parecen inofensivos. Esto es muy extraño, si ellos estuvieron aquí todo este tiemp, ellos deben ser la razón de todas las situaciones extrañas que hemos visto por aquí. Debo avisarle a los chicos de inmediato.- Y diciendo esto, el amigable pingüino fue a buscar a sus amigos.
Mientras tanto, Bob estaba seguro de que él y sus amigos corrían un gran riesgo. Lo que había escuchado y visto era un fantasma, y de lo poco que logró escuchar, él supo que no tenía buenas intenciones: planeaba algo que los involucraba a ellos, y él tenía que encontrar a sus amigos, y juntos hallar la forma de escapar cuanto antes.
Él líder de la banda se retiró de aquel lugar con pasos suaves, asegurándose de que el espectro que había visto no lo escuchara. ¿Por dónde podía empezar? Si tan solo no hubiera propuesto que se separaran. No paraba de pensar en las cosas que Franky había dicho, al ser el más nuevo de la banda, Bob no siempre le daba la atención suficiente a sus ideas, algo de lo cual se sentía muy arrepentido, lo cual no había notado hasta aquel día.
Pero de pronto una voz le dio un poco de esperanza, ¡era Petey! Al fin se podría reunir con uno de sus amigos y avisarle del gran peligro que corrían. Sin mencionar que entre los dos sería mucho más fácil buscar a los demás.
-Bob, no vas a creer lo que encontré- dijo Petey emocionado por encontrar a su amigo. Luego agregó:
-En esta mansión hay...
-...fantasmas- completó Bob con un tono de preocupación.
-Y debemos encontrar la forma de salir de aquí cuanto antes- añadió.
Petey K se sorprendió al ver a su amigo tan asustado, parecía que hubieran visto algo totalmente distinto, lo mejor era escuchar la versión de su amigo, pues juzgando su tono de voz, algo muy grave estaba pasando...
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Los Fantasmas Solo Quieren Bailar
FanfictionOctubre del 2012: Cadence y la Penguin Band van a componer su primera canción juntos. Sin embargo, un evento inesperado los va a llevar a una misteriosa mansión, donde deberán aprender que no todo es lo que parece...