Hanna hechaba ojeadas al reloj, esperando impacientemente que terminara la cena.
- ¿Y qué tal tus padres, Kim, están bien?
- Totalmente, señora.
- Me alegro, ¿y tu madre, ya sanó?- preguntó su padre.
Si dice que están bien, pensó Hanna, controlandoce.
- Ho, si, si. Por suerte no era nada grave.
Kim respondía cada pregunta un poco nerviosa, al igual que su amiga, ambas querían que llegara la hora del postre.
- Esto esta deliciosa, querida.
- Gracias, es una receta nueva que encontré. ¿Quieres un poco más?
Por favor, por favor, por favor, di que no, pensaron ambas chicas.
- Estoy satisfecho.
Kim y Hanna respiraron, aliviadas. Todo iba perfecto.
La señora Carter y su marido comenzaron a levantar los platos. Era hora del postre.
Kim captó la señal de su amiga, y bostezó.
- Oye, ¿no tienes sueño?- le preguntó Hanna, fingiendo un tono casual.
- Ya lo creo que sí, hoy me levanté temprano, tenía que... Ayudar a mi mamá- improvisó.
- Creo que entonces, debemos descansar.
- Alto, chicas- las detuvo su padre, ambas se lanzaron una mirada de precaución- ¿no van a probar el postre?
- No, gracias, señor Carter- dijo Kim, con tono amable.
- Guardennos un poco para mañana- dijo, tomando a su amiga de la mano y conduciéndola a su habitación.
- ¡Creí que jamás terminaría!- dijo Hanna, tras cerrar la puerta.
Kim rió y se sentó en la cama.
- Oye, ¿qué hora es?- preguntó.
- Las 9.30. Tenemos una hora.
Ambas chicas comenzaron a preparara todo lo que necesitarían esa noche:las camas, donde "dormirían", las pinturas, la cámara de fotos, y sobre todo, el estereo, con la música. Prepararon en sus mochilas toda la ropa y los zapatos y las colocaron bajo las sábanas.
Se escucharon pasos en la escalera, y a continuación entró la mamá de Hanna.
- ¿Necesitan algo, chicas?
- No, gracias señora Carter.
- Tenemos todo, mamá.
- En ese caso, que descansen. Y cualquier cosa me avisan, hija, estamos en nuestra habitación- dijo, antes de cerrar la puerta.
- Hanna, repasemos el plan.
- Okey- sacó de su mochila un trozo de papel, y lo extendió- esta es mi casa, donde estamos nosotras- señaló un dibujo- aquí está la fiesta, como a unas... 10 cuadras, aproximadamente. El plan es, salimos sigilosamente por la puerta de atrás...
- Y dejamos la música prendida, así no nos escuchan- continuó Kim- ¿a tus padres no les molesta?
- No, siempre dejo la música andando, no te preocupes. Bueno, ¿por dónde iba?, ha si. Tomamos un taxi a las dos cuadras de salir de aquí, y llegamos a la fiesta.
- ¿Y tus padres no se aparecerán por aquí?
- No. Nunca vienen.
Las chicas se la pasaron hablando acerca de las típicas cosas que hablan las adolescentes, chismes.