El chico predestinado

242 34 8
                                    

POV LUCY

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV LUCY

Si fuera más guapa y un poco más lista si fuera especial si fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarte quién eres.

Te veo siempre frente a mí, cada mañana cuando cojo el tren. Tu pelo rosado tan peculiar te hace ver más hermoso de lo que ya eres, acentuado con tu jade mirada. Me miro a mí misma y no estoy segura de poder hablarte. No soy guapa, ni tampoco soy demasiado inteligente, no tengo nada especial y no me atrevo a cruzar la distancia que nos separa para saber quién eres.

Te sientas enfrente y ni te imaginas que llevo por ti mi falda más bonita y al verte lanzar un bostezo al cristal se inundan mis pupilas

Cuando al fin te sientas enfrente mi corazón da un vuelco. No te creerás que me he puesto mi mejor vestimenta por ti, aunque estoy segura que no te fijarás. Mis nervios aumentan y me veo incapaz de decir ni una palabra. De repente, te veo bostezar y me siento fatal. En mis ojos se refleja mi tristeza ahogándose con las lágrimas silenciosas que se comenzaban a formar, no voy a llorar, y me trago mis lamentos.

Y de pronto me miras te miro y suspiras yo cierro los ojos tú apartas la vista apenas respiro me hago pequeñita y me pongo a temblar

Después de todo este tiempo me miras, nuestras miradas se cruzan y me paralizo de los nervios. Tú suspiras, y yo cierro los ojos triste y resignada mientras noto que apartas tu mirada de mí. Me siento mal. Yo solo quiero conocerte pero mi nerviosismo no me deja. Me encojo en mi lugar sin poder respirar correctamente y tiemblo de nerviosismo.

Y así pasan los días de lunes a viernes como las golondrinas del poema de Bécqer y de estación a estación en frente tú y yo va y viene el silencio

Después de ese día te encuentro cada mañana en el mismo vagón. Pasan los días y pasa lo mismo cada vez, me avergüenzo de mí misma pero no me veo capaz de enfrontarle y hablarle. Siempre cojo el mismo tren, el mismo vagón, cada mañana, con la esperanza de verte. Solo con eso soy feliz.

Y de pronto me miras te miro y suspiras yo cierro los ojos tú apartas la vista apenas respiro me hago pequeñita y me pongo a temblar

Después de esos días que han pasado me miras, nuestras miradas se cruzan y me paralizo de los nervios. Tú suspiras, y yo cierro los ojos triste y resignada mientras noto que apartas tu mirada de mí. Me siento mal. Yo solo quiero conocerte pero mi nerviosismo no me deja. Me encojo en mi lugar sin poder respirar correctamente y tiemblo de nerviosismo.

Y entonces ocurre despiertan mis labios pronuncian tu nombre tartamudeando supongo que piensas qué chica más tonta y me quiero morir

Cuando menos me lo espero mis labios parecen despertarse de un infinito letargo y por fin puedo pronunciar tu nombre. Me avergüenzo mucho al darme cuenta de que lo he hecho tartamudeando y me quiero morir. Sé qué estás pensando en estos momentos, sé que piensas que soy una tonta por mi nerviosismo y que no pueda controlarlo.

Pero el tiempo se para y te acercas diciendo yo aún no te conozco y ya te echaba de menos cada mañana rechazo el directo y elijo este tren y ya estamos llegando mi vida ha cambiado un día especial este 11 de marzo me tomas la mano llegamos a un túnel que apaga la luz

En un momento que pareció que el tiempo se paraba finalmente te tengo frente a mí, te acercas a mi lado y me confiesas lo que siempre he querido escuchar. Me confiesas que aún sin conocerme me echas de menos y que cada mañana rechazas el directo para poder verme. Me alegro al escuchar esa confesión, mi cara se pinta de una alegría deslumbrante que ilumina mi ser. Este día, once de marzo, ha cambiado mi vida, es un día especial para mí que siempre recordaré. Ya estamos llegando y tú coges tiernamente mi mano mientras sonríes. Yo te miro y te dedico mi sonrisa más bonita hasta que la oscuridad de un túnel nos cubre por completo.

Te encuentro la cara gracias a mis manos me vuelvo valiente y te beso en los labios dices que me quieres y yo te regalo el último soplo de mi corazón

En la oscuridad no te puedo ver. Me encuentro en el suelo aturdida y gracias a mis manos puedo alcanzar tu cara. En un momento de valentía mía, presa de un miedo desconocido, me acerco a tus labios lentamente, temiendo por lo que pueda pasar. Como único testigo de mi acto se encuentra la oscuridad de nuestro alrededor. Me fundo en un tierno beso, presintiendo que sería el único. Nos separamos, noto mis ojos húmedos. El miedo y la tristeza han hecho mella en mí, entremezclándose con mi alegría y felicidad del momento. Finalmente me coges con manos temblorosas mi cara y me confiesas que me quieres. Mi sonrisa no se ha borrado, nunca lo hará, y mientras me deleito de tu confesión, yo te regalo el último aliento de mi corazón.

El chicho del vagón del trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora