Día 3: solución imposible

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Cuando me levanto por la mañana inmediatamente pienso en tu hijo y en como estará, así que cojo el teléfono y te llamo para comprobarlo. Un tono... Dos tonos... Al tercer tono respondes y en seguida pregunto por tu hijo. Tu me respondes que está peor y que el médico no sabe que le puede pasar. Decido ir a tu casa para verle con la escusa de que a un familiar le pasó algo parecido y tu aceptas. Al llegar voy a la habitación y le veo tumbado en la cama con un aspecto horrible. Me acerco a él, y sabiendo como actuar le pongo una mano en la frente. Estoy a punto de hacer el conjuro que alivia un poco los dolores pero entonces tu hijo habla y dice algo de que eran ellos. Tu le escuchas y piensas que está empezando a delirar, pero yo no, yo se a que se refiere, se cual es la causa de todo este dolor, pero de momento no puedo decir nada, o al menos a nadie que no sea tu hijo. Hago el conjuro poniendo mi mano en si frente y a continuación saco de mi bolsa un líquido que aparentemente es jarabe pero simplemente es agua. Se lo doy y a los cinco minutos él ya está mejor, pero su enfermedad no se curará del todo hasta que no eche a esos bichos de tu casa. Mañana tendré que hablar con tu hijo y en un tiempo con vosotros. Espero que no sea demasiado tarde para ello. Una vez que me habéis dado las gracias unas diez veces salgo de tu casa en dirección de la mía para volver a hacer lo mismo que todas las noches: dormirme observando como Ellos se van a su escondite.

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Ya se ya se tarde muchísimo en escribir, pero entre los problemas que he tenido y que no tenía inspiración... Pfff al caso que lo siento mucho.
Quiero aprovechar para agradecería a todos los que me leéis y que espero que la guste mucho y que si os apetece que compartáis, votéis, comentéis y todo eso jeje
Un saludoo

Cuando tu no mirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora