Cuando el enemigo esta cerca

Capitulo 3

Cuando me metieron a la prision, me sentí aislado, no me habían hecho demasiadas preguntas, estaba muy confundido, hasta el punto de no saber como se llamaba el juez.

La celda que me correspondía tenía un compañero, le tenía miedo y respeto, lo tengo que admitir. Era enorme, pero enorme...DEMASIADO ENORME. Debía, seguramente, medir casi o dos metros, tenía los músculos más grandes que ví en la vida, era muy imponente, con todos sus tatuajes, sus piercings y su mirada amenazadora, daba pinta de que era motoquero y metió la pata. Cuando entré a mi celda, compartimos miradas, en el resto del día no tuvimos contacto, ni oral ni fisico, ni una simple mirada más.

MI celda era un lugar repugnante, una cama marinera, o doble. El colchon eran colchonetas, el piso horrible, las paredes llenas de moho y ni hablar de donde teniamos que hacer pis. Un asco total, un inodoro, mugriento todo manchado de mierda. No podría estar en peor situación que esa. La comida era horrible y el día que hubo algo que me gustaba, que era puré, estaba re feo y aguado. En fin, un caos.

Al día siguiente me amenzaron de muerte, pero no soy alguien que le tenga miedo a las cosas, y me hice el jefe del grupo en tan solo 2 días. No se por que me tenían tanto respeto, era un flacucho con unos musculos de muñeco de trapo, y amable. Mientras ellos median 80 metros, con tremendos músculos y ya casi tomaban el control sobre la policía.

Los sábados nos dejan jugar al poker sin apostar, no hay cámaras y tampoco hay policías rondando alrededor, solo los jugadores. Ese fue el momento prefecto para armar una fuga perfecta con todos los integrantres de mi grupo de rufianes. Solo eramos nosotros, unos ganchos, robar pistolas y todo el plan sería pan comido.

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