Él y ella

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La muchacha sintió entonces unos fuertes brazos que la envolvían, y una voz de humo que en su oído decía:
-¿Bailaría conmigo, bella camena?
Entonces su alma se vio presa de aquel extraño misterioso, y sin saber bien porqué, asintió y se dejó llevar entre los demás presentes.
Su espalda estaba unida al torso del desconocido y no podía ver aún su rostro.
Impaciente, la joven musa intentó desprenderse del abrazo inexplicable de aquel noble desconocido.
Más se quedó sin habla cuando observo su mano blanca estrechando la de su acompañante. De pronto el contraste negro del traje había atrapado todo el brazo derecho de la chica, y sus finos dedos se volvieron fríos y oscuros.
Se tambaleó durante unos segundos, "¿Quién es este hombre?". Tenía que descubrir la cara del impostor, pero cuando se giró repentinamente su mirada se tornó borrosa, y a medida que más intentaba ella comprender lo que le sucedía, más y más aumentaba su dolor de cabeza.
Los helados labios del caballero rozaron su cuello, y exhalaron palabras en un perfecto lenguaje, con un acento exquisito. Una seductora melodía, fuerte, varonil, imposible... inhumana.
-Venga conmigo, señorita, la vida es una ilusión. Solo estamos nosotros dos y espacio vacío. Y mientras más se resista a sucumbir entre el averno y la Tierra, su muerte será más lenta y dolorosa.
Dicho esto, la sublime joven Perséfone vio entonces a su asesino, el secuestrador, el nuevo dueño de su entera y pura alma.
El inmenso Hades besó sus labios rojos.
Y sus ojos cristalinos de agua se envolvieron con el fuego abrazador de la mirada del gobernante del otro lado.
Cayó ella en un profundo trance, la mitad de su cuerpo se evaporó convertida en humo blanco, y su rostro brillante y hermoso se esfumó... toda, hasta las puertas del inframundo. De la mano de su dios, su amante. Su único y verdadero amor... hasta el final de los tiempos.

FUERZAS OSCURASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora