Dos años después...
-¡Pringao!- exclamó Nicole.
-Y a mucha honra. Es más, ser un pringao es mi propósito del día. Y en el fondo te gusta que sea un pringa, ¿Verdad?- Era Gavin, su mejor amigo desde... siempre. Un pringao, y bastante plasta, pero un chico genial. La verdad es que no se podía quejar
(Foto d Gavin)-¿Qué?
-Nada...-¿Si tú lo dices?
-Oye mi padre me matará si llego tarde, tengo que irme.-Pero si... Quiere que conozcas a otra mujer, ¿No?- La verdad es que Gavin tenía razón desde que sus padres se divorciaron su padre llevaba a una mujer distinta a cenar a casa cada mes.
-Sí, lo siento, pero no le puedo fallar. Me perdonarás, ¿Verdad? ¿Quedamos mañana?
-Síííí...- Gavin estaba cansado de que siempre tuviera que irse antes por culpa de las estúpidas novias del padre de Nicole.- Y, oye, no te dejes engañar por las apariencias.
-¿Qué?
-Puede que parezca maja pero no te fíes, o acabarás como cenicienta.
-Lo dicho, pringao.
Una vez dijo esto se despidieron y Nicole se marchó a casa, donde otra de esas desastrosa cenas la esperaba. Llegó a casa unos minutos más tarde, subió a su habitación y se cambió. Sabía que esa cena sería otro desastre y que dentro de un mes su padre traería a otra chica para presentársela. ç
Siempre pasaba lo mismo, decía que esa sería definitiva pero nunca cumplía su promesa.Y, además, como si no fuera suficiente, trabajaba a jornada completa en una oficina de la que Nicole no tenía ni idea. Apenas hablaban, y si lo hacían era en las cenas con sus novias. Una parte de Nicole añoraba los días en los que sus padres su hermano y ella se iban de acampada. Era genial y sentía que ella y su padre conectaban en serio y se lo pasaban bien de verdad. Pero su otra parte agradecía no tener que soportar las charlas que todos los padres les sueltan a sus hijos.
-¿Estas lista, cariño?-Preguntó su padre.
-Eh...Sí, enseguida bajó.- Nicole se levantó y se dispuso a salir de la habitación. De repente oyó otra voz. Esta era de una mujer, y no se parecía a la de ninguna persona que conociera. No era muy difícil adivinar de quien era la voz. Era la de la reciente novia de su padre, pero sonaba cerca. Como si estuviera en su planta, y hablaba por teléfono con alguien.
Nicole salió de la habitación y apagó la luz tras de si. Al salir chocó con una chica de no más de 16 años. La chica la miró y se disculpó. Al oír su voz tara supo que ella era la que hablaba por teléfono, la cuestión era que hacía en su casa.-No pasa nada. ¿Quien eres?
-Natalie. Soy la hija de Sasha.
-Ah...-Nicole estaba cada vez más confusa. La hija de Sasha, y ¿Quien narices era Sasha?
-Mi madre es la novia de Bill, quien sino me equivoco es tu padre, ¿No?- la chica tenía una voz dulce y parecía maja. Tenía unos bonitos ojos grisáceos y tenía una sonrisa preciosa. Si su madre era igual de guapa que ella su padre habría escogido bien. Eso dependiendo de si era maja o buena persona. La chica se retiró un mechón de pelo rubio de la cara y sonrió a Nicole.- Bueno creo que nos esperan abajo.
Una vez dijo esto la chica bajó las escaleras y se sentó en una de las sillas del comedor seguida de Nicole.
-Veo que ya os conocéis. Una cosa menos por hacer.-Exclamó su padre. Nicole no sabía como reaccionar. Si no decía nada dejaría mal a su padre, pero si decía algo, a parte de que no sabía que decir, quedaba mal ella. Al final lo solucionó con un breve "Sí..." Y se calló.
Apenas se mantuvieron lo que la gente con sentido común llamaríamos conversaciones. Casi todo el rato se oían intentos de romper el silencios. Pero al final todos ellos acababan como intentos, nunca rompían al hielo, que ahora más que hielo era todo el polo norte. Y si, por casualidad, hablaban eran frases a las que parecía llevárselas el viento. Aunque por un lado mejor. Era imposible que su padre volviera a salir con aquella mujer. Una menos. Solo faltan... Infinitas.
La cena terminó y Sasha y su hija se marcharon.iW,