¡No es una cita!

40 5 0
                                    

—¡esque eres tan tonta!—gritaba Alan caminando de un lado a otro.
—no era mi intención, quería sorprenderte—me defendí.
—¿te parece? Grasias a ti y a tus ridículos foquitos de navidad  ¡nos castigaron!
—fue un accidente, además, si no se hubiera encendido el laboratorio,  hubiera sido algo romántico.
—apenas y sabes caminar—dijo frenético— y querias encender ¿una serie de luces?
—no es tan malo— dije sin darle importancia.
—vamos a limpiar todo el colegio...¡POR UN MES!
—estaré contigo, eso es bueno.
—te falta un tornillo—me miro indiferente.
—tu eres mi tuerquita—sonreí extensamente—y mi futuro novio.
—¿estas borracha?
—si, estoy borracha de amor, porque te amo y tu te sientes la gran cos...—canté, pero fui interrumpida por una bola de papel que el había metido a mi boca.
Se fue a limpiar la dirección y como un perro fiel a su amo, lo seguí. Me encantaba esto de quedarme con el aunque sea para hacer limpieza.
—entonces...— trate de hacer plática.
—¿entonces?—arqueó una seja.
—has tenido mejores salidas?— pregunté mientras echaba los papeles del baño de hombres, que por sierto apestaba a orina de un enfermo.
—¡summer, NO es una cita!— rodó los ojos .
—porque no quieres —susurré en un hilo.
—haber, que ta quede claro...jamás de los jamases saldría contigo, ni en tus sueños ¡es más! Ni en tus pesadillas—dijo, achicando mi corazón. Tragué fuerte, rogando por que las lágrimas no se hicieran presentes.
Clavé la mirada en el suelo y después lo mire a el.
—eso dices ahora.
—lo diré siempre.
—¿nunca has escuchado eso de "cuando te gusta, tu no le gustas. Pero cuando ya no te gusta, tu le gustas"?—plasmé con mis manos imaginariamente. Éste extendió la escoba y el recojedor.
—mejor ponte a limpiar—sonrió burlón.
—con gusto,  tengo que aprender a ser limpia para ahora que nos casemos —le imité—te prometo que nuestro hogar estará mas limpio que mis uñas.
—tus uñas no son limpias— contradijo
—lo serán...futuro novio y creeme que vas a quedar tan clavado conmigo, que no te vas a querer separar de mi lado.
—no, si yo lo impido.
—y que vas a hacer.
—meterte al psiquiatra— se encogió de hombros, dejándose caer en el escritorio.
—grasias por la cita—le dí velozmente  un pequeño beso en su mejilla, provocando  que se tornaran de un tono carmesí.
—pues que sentiste, que te sonrojaste—le vasilé
—no estoy sonrojado, estoy rojo.
—y que diferencia tiene.
—sonrojarse es de amor y ponerse rojo es de coraje — me fulminó haciendo extrañas muecas.
—como sea ¿habrá segunda?
—¡Rayos! ¡¡QUE NO ES UNA CITA!!—gritó a mis espaldas. Solté una sonora carcajada y no pude evitar verlo molesto desde la entrada principal del colegio.

Polo norte, polo sur#Gattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora