*salta

24 2 0
                                    

El día clareaba demasiado fuerte, igual que en días anteriores, el viento era demasiado abrumador y apagaba seguido el encendedor cuando lo acercaba a mi cigarrillo, pero no había vuelta atrás, no quería que la hubiera, me puse en marcha a caminar sobre el puente, era tarde, el sol empezaba a ponerse, me había puesto mi mejor chaqueta y un par nuevo de botas, si iba a ser la última vez que me viera frente al espejo, debía de hacerlo intentándome ver bien, aunque no ayudaba mucho, las semanas desvelándome y embriagándome habían terminado de destruir el poco brillo que aún tenía sobre mi rostro y en específico sobre mis manos, aún quedaban ciertos rasgos de lo que había sido en aquel entonces; el tatuaje sobre mi cuello, el mismo que te habías hecho sobre tu pierna derecha aun asomaba por sobre mi camisa negra; había apretado bien las vendas sobre mis manos para al menos no desangrarme camino al puente, y había ajustado el collar que me regalaste bien sobre mi cuello para que el agua del rio no lo arrancara, ni el golpe contra la misma me la arrancara de tajo cuando mi cuello se quebrara, había medido todo meticulosamente, iba a ser mi último plan sobre la tierra antes de acompañarte en el olvido de los epitafios.
Cuando alzaba mi mano para retirar mi cigarrillo de entre mis labios y exhalar el humo sentía como la sangre se helaba un poco sobre mi antebrazo, sentía con se deslizaba, y recordaba, o al menos imaginaba que de seguro era la sensación que crecía sobre tu piel cuando terminábamos de hacer el amor y mi esperma se deslizaba sobre tu cálido abdomen hasta llegar a tu ombligo, sacudía la cabeza y las pastillas que había tomado hacían que me mareara un poco al sacudirla, solo quería eliminar esas ideas estupidez y esperanzas falsas de que volvería a sentirte.

Llegue a la mitad del puente, el atardecer era hermoso, el trafico liviano y pocas personas se veían caminar sobre el mismo, el viento las tenía resguardadas en sus casas, recibiendo a sus familiares regresando del trabajo, con un abrazo y un cálido beso sobre labios que se mantendrían unidos por años y años... mi casa era una cama vieja, unas sábanas sucias, dos fotos tuyas y un espejo quebrado.
Me recosté sobre el barandal del puente y sentía como presionaba mis muñecas haciendo más copiosa la emanación de mi sangre, goteo levemente sobre el mismo y me recosté aún más, vi hacia abajo, estaba realmente alto, y recordaba la manera en la que ambos íbamos a ese puente a ver nuestra puta luna llena, antes era solo sonrisas, ahora es recuerdo y euforia por que se termine pronto, porque la noche le dé lugar a otro día lleno de apática redundancia, camine un poco más, mis piernas estaban realmente cansadas y mi mirada se cerraba, las pastillas, la falta de sangre, no sé qué era y no importaba, me senté sobre el barandal, de espaldas al agua, y sentí como el viento me despeinaba, estaba helando, demasiado, me pare sobre el barandal antes de que no pudiera sostenerme en pie, recordé a mi madre, siempre decía ,cuando era un niño que me persignara al dormir, y lo iba a hacer, juro que iba a hacerlo en ese momento...
"en el nombre del padre..."
Pero no pude continuar, caí lentamente de espaldas sobre el barandal, y sentía las lágrimas salir también aún más lentamente, eran cálidas, tan cálidas como nunca había sentido...
A medida que el puente se alejaba de mi vista, únicamente extendí mi mano, queriendo atrapar la tuya, y te alejabas, te alejabas pero te sentía aún más cerca...

Y un frio ancestral...
Envolvió mi cuerpo...

"amen..."

SaltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora