Absent.

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La lluvia caía por las concurridas calles de Seúl, Corea del Sur.

La gran mayoría de las personas habían comenzado a buscar refugio bajo los techos de los locales que más cercanos a ellos estuvieran, mientras que otros apuraban sus pasos para llegar a sus respectivos hogares, a salvo de lo que parecía ser el comienzo de una tormenta.

Entre la gran multitud, se divisaba a un joven de contextura delgada, de cabellos castaños, semi-ondulado, y ojos color café; el cual sólo permanecía parado, observando la calle, sin tener la más mínima intención alguna de moverse y buscar refugio.

Cualquier persona que pasase podría apreciar a la perfección el estado en el que aquel muchacho se hallaba.

Tenía los ojos hinchados y levemente rojos, dando a entender que había estado llorando, y mucho al parecer. Además, bajo estos, se encontraban unas grandes ojeras, que podían deberse a la falta de descanso físico.

Sus vestimentas eran oscuras, tal y como todo lo que en ese momento lo acompañaba.

Parecía completamente sólo. Como si no tuviera a nadie más con él.

Como si hubiese perdido a toda su familia de un minuto a otro.

Se veía como cualquier persona con problemas de depresión grave por la pérdida de algo, o alguien.

El joven comenzó a caminar al cabo de unos minutos, de una manera lenta, como si su cuerpo pesará una tonelada. Y es que en ese momento, así se sentía JongDae.

Se sentía como un simple cuerpo, al que le había arrebatado su corazón, llevándose así cualquier sentimiento alegre que pudiese haber llegado a ser importante para él.

Desde hacía exactamente dos días que su estado era ese, y sus amigos se preguntaban cómo es que un chico tan agradable, carismático y risueño, como lo era JongDae hace tan sólo unos días; podía encontrarse tan triste y solitario, sin hacer bromas y sin su característica sonrisa gatuna adornando sus labios. Alumbrando los días de todo aquel que con él hablase.

«Pues cuando tú alma te deja, se lleva todo aquel sentimiento agradable y cálido que pudiese existir.»

JongDae aún no podía asimilar bien la situación, y es que todo había ocurrido muy rápido. Ya al darse cuenta, era demasiado tarde. Nada volvería a ser como antes.

Aquel sufrimiento había comenzado cuando vio a su hermano llegar, con la mirada triste y vacía. Sabía que algo andaba mal apenas lo vio cruzar la puerta.

Y es que JongIn solo actuaba de aquella manera cuando algo malo sucedía y que involucraba cosas importantes para sí mismo o para su hermano, JongDae.

Al recibir la noticia, sintió su corazón quebrarse en un millón de pedazos, mientras que sus mejillas se bañaban en lágrimas, comenzando a sollozar e hipar.

JongDae, un joven alegre y totalmente risueño; quien si tenía oportunidad de hacer una broma, la hacía. Quien dejaba un rastro de alegría por cualquier lugar por el que pasase.

El joven que tenía unas excelentes amistades, una gran familia y, un bonito y agradable empleo.

Aquel que hacía tan solo 11 meses había entablado una relación amorosa muy buena; tanto que, poco menos de una semana había transcurrido desde la proposición de matrimonio a su pareja y la aceptación del mismo compromiso; el cual ya no se llevaría a cabo por la pérdida repentina de uno de los novios.

Y sí. La causa de su tan horrido estado era esa. La pérdida total de su pareja, de su mejor amigo, y de aquel que tanto le había ayudado desde que ambos eran aún unos niños.

Absent ↬ ChenMin ↫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora