- Rubén, espera, no tienes por qué seguir actuando así. - Alex intentaba calmarlo. Nuevamente había entrado en una crisis.
- ¡Es que no entiendes! Y-Yo debí haber hecho algo por él. Debí haberlo salvado. ¡Yo debí ser quien -
- Yo también quisiera que hubiese sido cualquiera menos él. Todos quisiéramos. - El más bajo apoyó su mano en el hombro de Rubén, quien le daba la espalda - Entiendo tu dolor Rubén, pero esto no puede seguir así.
- Claro que puede.
- Dime, ¿Hasta cuándo? - No hubo respuesta.
Rubén soltó su agarre y volteó a verlo. Su amigo pudo apreciarlo a detalle. Sus ojos verdes, con ojeras imposibles de ocultar, se encontraban rojos de tanto llorar. Su piel, de por sí blanca, estaba completamente pálida. Su cuerpo cada vez más delgado. Su exorbitante alegría que tanto le caracterizaba se había desvanecido.
Se hallaba muerto en vida.
- Ya es tiempo de superarlo.
- No...
- No puedes seguir evadiendo la realidad.
- Alex, cállate...
- ¡Entiende de una vez Rubén!
- ¡Que no, joder!
- ¡Entiende que Miguel está -
Rubén no podía escucharlo. Prefería que su amigo le devolviera el golpe que le acababa de dar antes de seguir escuchándolo. No podía admitirlo. Jamás admitiría que Miguel ya no estaba. Jamás creería que...
... Su Mangel había muerto.
- Lárgate - su petición fue casi inaudible.
- ¿Qué dices?
- ¡Que te vayas de mi puta casa!
- ¡Esta es mi casa, gilipollas!
Iba a responderle, pero finalmente suspiró. ¿Para qué iba a discutir por una estupidez como esa? Al fin y al cabo, nada tenía sentido para él.
... Nada era todo lo que sentía ...
Salió del apartamento sin rumbo alguno. El frío lo tomó por sorpresa. Era la primera vez que salía desde que Alex le pidió quedarse con él unas semanas atrás.
"Es por tu bien, Rubén. No quiero que cometas una idiotez en el estado que te encuentras."
Caminaba mirando al cielo de la madrugada. Aún el sol no salía en las calles de Madrid. Se podía percibir una extraña sensación de tranquilidad en el ambiente, aquella cuando observas la calma en el mundo ajetreado donde vivimos. Aquella en la que sientes que el tiempo se detiene y eres capaz de verlo todo a detalle, de disfrutar las cosas sin temor a lo que vendrá.
Aquella sensación que solamente sentía en compañía de Miguel.
Mil y un recuerdos llegaron a su mente, todos con él a su lado. Todos enlazados por un mismo sentimiento tan intenso que dolía y a la vez disfrutaba: amor.
Enseguida sintió cómo en su garganta se formaba un nudo y cómo sus ojos empezaban a arder.
Intentó escapar de ellos corriendo, sin tener idea a dónde. Sólo lo hacía.
Corrió hasta llegar a un parque. Vio a pocas personas que se encontraban ahí: las que hacían ejercicio, las que tenían que madrugar para llegar a sus empleos, las que trabajaban arduamente para ganar un poco de dinero y así mantener a sus familias.
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Un Minuto Más (Rubelangel)
Fanfiction"No sé si te sea de ayuda, pero puedo regalarte un minuto más."