Capítulo 2.

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Iba caminando a mi casa mientras me limpiaba como podía con los pocos pañuelos que me había proporcionado Louis. El aparente batido me había calado hasta los huesos y me había dejado completamente pegajosa.

Me encontraba limpiando la camisa blanca del uniforme cuando un coche pasó lentamente por mi lado hasta detenerse. Nerviosa, limpié más deprisa la mancha morada que se extendía por la parte delantera de la blusa.

-¿Beca? ¿Te llevo?-reconocí al instante la voz suave de Louis.

Negué rápido con la cabeza mientras seguía caminando y él me seguía desde dentro del coche a baja velocidad. Sentí su mirada de indecisión para que después de unos segundos suspirara y su coche me adelantara rápidamente.

Por mi cabeza rondaba la misma duda una y otra vez: ¿Cómo es que podía ser tan amable conmigo? No me conocía y parecía que tenía un cierto interés molesto en hacerlo. Presentía que estaba siendo amable simplemente por pena y no estaba dispuesta ha aguantar su lástima. Tal vez sólo estaba siendo una borde paranoica y él sólo quería hacer una amiga, pero no comprendía porque tenía que ser precisamente yo. ¿Por qué Louis no podía hacer como los demás? ¿Por qué no podía ser invisible para él? No era tan difícil pasarme por alto, la mayor parte del tiempo nunca nadie me notaba. Quizás con un poco más de tiempo se le pasaría la idea y buscaría a otra chica que este dispuesta a entablar conversación y no ha huir de ellas.

Casi sin darme cuenta había llegado a mi casa.

Entré con cuidado de no hacer el mínimo ruido, me asomé a la sala y vi a el hombre el cual llamaba padre inconsciente en el suelo junto a una botella de Vodka. Me dolía verlo así, pero jamas volvería a ser el mismo, no después de lo que ocurrió. Había cambiado completamente, y no precisamente para bien. Cada día me invadía una sensación de tristeza y decepción. Él no quería ser salvado del agujero en el que se había arrojado mientras que poco a poco me arrastraba junto a él. Ya no le conocía y tenía miedo de que me arrastrara tan profundo que para cuando quisiera salir ya fuera demasiado tarde.

Subí a mi habitación en absoluto silencio y me desprendí de la ropa manchada de batido de mora, aparentemente.

Tomé una rápida ducha para deshacerme de todo el batido que estaba aún impregnado en mi cuerpo. Cuando salí de la ducha estaba fresca y limpia así que me puse un pantalón ancho de color gris que me llegaba hasta los tobillos junto con una camisa corta blanca que tenía dibujado al monstruo de las galletas en ella. A continuación, dejé la ropa sucia en el cesto del baño y me puse a hacer los deberes, eran fáciles por lo que acabaría pronto.

[...]

Tal y como predije terminé la tarea rápido. Como no tenía nada mejor que hacer, tomé mi Ipod y me puse a escuchar música tendida en mi cama. Poco después, fui perdiendo la noción del tiempo y me quedé profundamente dormida.

[...]

Me desperté sobresaltada por un fuerte ruido procedente del salón. Tragué saliva y paré la música en mi teléfono mientras me acomodaba lentamente en la cama. Me quité los cascos de las orejas con un suave tirón y salí de mi cuarto con el miedo alojandose en mi estómago.

Con temor, me dirigí hacia las escaleras y bajé unos cuantos peldaños, los necesarios para ver a mi padre romper cosas con una nueva botella de Vodka en la mano mientras gritaba una y otra otra vez el mismo nombre con la misma lastimera voz. El nombre de mi madre resonaba por todos los rincones de la casa acompañado del sonido de las cosas al estallarse contra el suelo.

Estúpidamente Encantador (Louis Tomlinson) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora