Primer día...

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"Hola persona con mente sucia y pervertida, estas a punto de leer una parte oscura de mi vida, dirás que no es nada, que has leído de todo pero, aún eres una criatura inocente lindura... bueno, empecemos esto de una maldita vez..."

Narra Samuel:

Me encontraba durmiendo plácidamente en mi habitación, pero como siempre, uno debe levantarse para cumplir un objetivo en la vida, ya sea conseguir un trabajo, dinero, una carrera, entre otras cosas.
Eran las cinco de la mañana cuando sonó el despertador, me levante bastante flojo, me tenía que preparar para ir a la universidad y vigilarlo.

"¿Qué has dicho? ¿Loco? Niña sucia, se llama pasión y amor, tengo de todo lo que ese niño ha usado, desde un cepillo dental viejo hasta un cabello, jajaja bueno continuemos con la rutina". 

Terminaba de darme una ducha, al salir trate de no hacer mucho ruido, ya que, no quería despertar a mis padres.

- "Esos idiotas causaban una enorme peste en la casa, interrumpieron mi vida al enviarme a ese maldito lugar, fueron CUATRO MALDITOS AÑOS, los años más miserables de mí vida" - pensé mientras daba un sorbo a mi vaso con jugo. 

Al terminar de vestirme, bajé las escaleras para ir a desayunar, siempre he cuidado mi cuerpo, así que comí un tazón de frutillas, me puse a revisar mis redes sociales, llenas de mensajes de mujeres.

 - "Malditas putas, las odio, me dan asco, a veces me gustaría arrancarles esos ojos pecadores" - Pensé mientras apretaba los dientes.  

Al terminar la comida subí para lavarme los dientes, noté que faltaban unos minutos para que mí niño se levantará y se preparará para ir a la universidad.

- "Así es pervertida, me inscribí en el mismo instituto que él, sólo para verlo y tenerlo cerca, no dejaría que ese pastelito fuera tocado por cualquiera". 

Tomé mis cosas y me fui en el coche. Al iniciar el viaje, decidí pasar a ver a mi mejor amiga, vivía cerca así que no me quitaba tiempo, comprobé que estuviera bien y me dirigí a casa de mi presa, apague el auto y me puse a verlo, se veía su habitación completa, vi como abría las cortinas de color grey y dejaba ver su perfecto rostro y cuerpo, era maravilloso y esplendido.
Espere a que saliera de casa para seguirlo, tenía que comprobar que estaba a salvo. Pasaron  unos minutos y observé como aquel enorme portón café se abría lentamente, emprendí marcha hacia la universidad para evitar levantar sospechas. Cuando arribé al instituto vi a mí mejor amiga Hiroko, se encontraba recargada en su motocicleta, ella es alta, de pelo castaño oscuro, un buen cuerpo y de descendencia dudosa. Estaba vestida con un pantalón negro de mezclilla acampanado, una blusa de color blanca, una chamarra de mezclilla negro y tenis blancos; estaba esperándome en la entrada, se le veía muy pensativa, como si estuviera recordando algo.

-"Hija de perra, llegaste antes, ¿qué estarás pensando mi dulce amiga?"-  Pensé mientras estacionaba el coche -"vaya, está vez no vienes como la prostituta que solías ser"- pensé antes de saludarla con una sonrisa:

- Hola zorrita - dije mientras le lanzaba un beso sarcástico. 

Soltó una risa traviesa y después me dio un abrazo, la alejé un poco y le pregunté: 

- ¿Estás bien? Te vi un poco pensativa y me preocupe, quizás te desmayas por usar mucho ese cráneo vacío. 

Me miró con esos ojos castaños y dijo: 

- ¿Y sí saben de nosotros? Fuimos tendencia en este miserable pueblo, Samuel yo...- antes de que pudiera terminar la interrumpí poniendo mi gran mano sobre sus helados labios.

"Mí mayor acosador"[WIGETTA, COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora