CAPÍTULO DOS.

2.8K 30 2
                                    

"Hasta que no pierdes tu reputación, no te das cuenta de lo pesada que era ni de lo que es realmente la libertad".

 Margaret Mitchell.


CONOCE A TU CABRONA INTERIOR

Existe una parte poderosa y esencial en cada una de nosotras que hasta ahora no ha sido reconocida ni su energía explotada. Años de represión han ocultado este aspecto en los rincones y las grietas de nuestras almas. Debido a que no lo comprendemos, hacemos todo lo posible por mantenerlo en la oscuridad, donde creemos que pertenece.

Se trata de la Cabrona Interior. No pretendas no saber de que hablo.

Todas la conocemos. Ella flota constantemente justo bajo la superficie de nuestra conciencia y nuestra cultura. Ella es parte de nosotras, es inteligente, segura y digna, y se sabe lo que quiere. Nos dice que no nos conformemos con menos. Nos advierte cuando estamos a punto de embarcarnos en una conducta auto-destructiva.

La Cabrona Interior no es esa parte de nosotras que a veces se muestra estúpida o ruin o carente de sentido del humor. No cae en conductas de auto derrota, ni abusa de si misma de de los demás. 

La Cabrona Interior no participa en discusiones de poca importancia, ni siquiera por actitud deportiva. ¡Para que molestarse?

La cabrona interior jamas entra en una batalla de ingenios con un oponente desarmado. Y jamas teme decir: "Que se vayan al diablo si no aguantan una broma".

Sostengo esta verdad como algo evidente: al liberar a nuestra Cabrona Interior podemos utilizar su poder y energía para nuestro objetivos más elevados.

Si la ignoramos, nos arriesgamos a que enloquezca cuando la presión de ser linda se vuelva insoportable. Todas hemos sido testigos de ello y no es un panorama agradable.

Cuando no reconocemos a nuestra cabrona interior, nos salen granos o engordamos, o adelgazamos demasiado, y nos volvemos controladoras, manipuladoras, lloronas o histéricas. no insistimos en practicar sexo seguro.

Nada de eso es productivo y algunas de estas cosas resultan francamente peligrosas.

¿Como terminamos con estas conductas auto-destructivas, en especial después de toda una vida de lindura toxica?

Lo único que se necesita es una pequeña frase: "YO CREO QUE NO" 

Todas pensamos, sin embrago ahuyentamos esa idea como si fuera un mosquito molesto. "Eso no es lindo", pensamos; pero el precio que debemos pagar es muy alto.

Quizá te preguntes, "¿Puedo ser linda sin ser toxica?

¡Claro que si! De hecho, ponerte contacto con tu cabrona interior en realidad te ayuda a ser linda de verdad. Hay un mundo de diferencia entre parecer linda y ser linda.

Tu cabrona interior no quiere que seas mala. Quiere que seas firme. Quiere que seas razonable. Y quiere que seas gentil, sobre todo contigo misma.

DECIR "YO CREO QUE NO"

Inténtalo. Empieza poco a poco. imagina una situación en tu vida en la que sea aplicable. Por ejemplo:

* Tu hija de 22 años quiere mudarse a su antigua recamara sin pagar alquiler, con su novio y la motocicleta de este.

Tu dices: "Yo creo que no".

*El hombre con el que has estado saliendo durante un mes te exige, en un ataque de celos, que canceles una comida con un cliente importante.

Tu respuesta: "Yo creo que no".

*Tu mama quiere que conozcas al hijo de su compañera del grupo de canasta. "Solo una pequeña cena, querida. Hicimos reservaciones para ustedes en el Four Seasons después del teatro".

Tu sonríes: "Mama, yo creo que no".

*Tu jefe sugiere con insistencia que inviertas tu aguinaldo en la ultima empresa arriesgada de su primo.

Tu contestas: "Yo creo que no".

DECIR MÁS CON MENOS

¿Ves? Funciona. Nadie puede malinterpretar el significado de la frase. Argumentar en contra es inútil; ¿Como puede alguien suponer que crees algo si tu afirmas lo contrario?

Es suave. Es cortes; pero fuerte, firme e indiscutible.

Lo mejor de la frase "Yo creo que no" es que puede utilizarse en cualquier momento durante una conversación. Si adviertes que estas deslizándote por la rampa de la lindura toxica, es muy fácil detener la caída. Y si olvidas decirlo, no te preocupes, sin lugar a dudas se te presentara de nuevo la oportunidad.

DECIR MÁS 

Naturalmente, habrá ocasiones en las que decir "Yo creo que no" no sera suficiente. Es una base sobre la cual construir una especie de helado verbal. añade el numero de las bolas que desees.

"No creo poder prestarte las arracadas de diamante de mi bisabuela, pero tengo unas de zirconio que puedes tomar".

"No creo que me quede".

"No creo que ese color me favorezca".

"No creo estar lista".

Tambien existe esos casos que demandan cierta delicadeza combinada con la habilidad de tener los pies plantados sobre la tierra:

Estas en una fiesta. Un amigo de un amigo se presenta y te dice: "¿Sabias que Jim me dijo que eras la mujer perfecta para mi?" No tienes interés alguno en este hombre, pero, para ser cortes, le dices: "Yo creo que no, pero podemos platicar un poco".

Como puedes ver. La frase es cortes y razonable, nunca cruel y nada difícil de decir. Prueba o intenta poner énfasis en distintas palabras: yo creo que no, yo creo que no.



Manual de la Perfecta CabronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora