extra

88 9 2
                                    

Especial:

Querido Nate:

Siempre te amé, y creo que ya lo sabes. Siempre creí que tú también lo hacías, hasta que empezaste a llegar cada vez más ebrio a mi casa y me lastimabas cada vez más.

La primera noche estoy seguro que fue la mejor pero a la vez la más dolorosa.

Llegaste a mi casa con solo un leve rastro de alcohol diciendo que me amabas y que era tu vida, lo más estúpido de mi parte fue creerte.

Después me besaste como si tu vida dependiera de ello y por un momento creí que así era, después me di cuenta que no era solo un leve rastro de alcohol.

Tú siempre recordabas lo que hacías estando borracho entonces yo pensé que lo recordarías pero no fue así, al día siguiente llegaste a mi casa con una resaca de dioses diciendo que no recordabas nada, que creías haberte follado a una chica en el bar. Lo que dijiste después fue lo que más me dolió: "seguramente era una cualquiera, quién más se acostaría con alguien así de fácil y que además está ebrio". Yo lo único que pude hacer fue decirte que te fueras, que tenía cosas que hacer. Cuando te fuiste yo sólo pude llorar porque según tú era una fácil, una cualquiera.

Después de eso llegabas cada vez más seguido y en peor estado a mi casa, ciertas veces obligándome a hacer cosas que no quería.

Lo que más me dolía no era que abusaras de mí sexualmente ni los golpes, lo que más me dolía era lo que me decías pero yo siempre trataba de convencerme que era porque estabas ebrio y no porque realmente lo sintieras pero, si fuera solo por ebriedad, no lo hubieras dicho más de seis meses seguidos.

Anoche llegaste diciéndome que debería acabar con mi vida y, pues, felicidades, lo hice.

Siempre tuyo,

Matthew.

painDonde viven las historias. Descúbrelo ahora