Buenos días, vives en el piso de arriba ¿verdad?
➳ S.coups x Woozi
➳ SEVENTEEN
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Esta historia me pertenece, queda terminantemente prohibida su distribución sin autorización, asi como el plagio total o parcial de...
He vivido aquí durante mucho tiempo, pero es la primera que te veo.
—¡Espera! —grita SeungCheol mientras corre por el pasillo.
Sin embargo no logra su objetivo, ha perdido el elevador y sólo le queda esperar que vuelva o subir las escaleras. Él no quiere subir las escaleras, pero tampoco quiere esperar el elevador.
Bufa mientras mira las puertas de metal cerradas ante si, los números rojos arriba de estas indican que el elevador está en el piso 14 y aún sigue subiendo.
El pelinegro se aparta y se acomoda la mochila en la espalda, esas escaleras no se subirán solas.
—Tómalo como si estuvieras haciendo ejercicio. —dice una voz detrás de él.
Cuando se voltea, hay un chico castaño y bajito subiendo también las escaleras.
Es lindo.
Él está hablando por teléfono y carga una bolsa enorme de compras, cuando nota que SeungCheol lo está mirando, hace una pequeña reverencia y sigue subiendo.
—Es sólo yoga SeungKwan, no te vas a morir. —dice el chico antes de desaparecer escaleras arriba.
Entonces SeungCheol reacciona, y se da cuenta de que está de pie en un escalón sin hacer nada, él sale de su trance y sigue subiendo hasta llegar a su piso, no sabe en qué piso se detuvo el castaño bajito y aunque una parte de si quiere averiguarlo, prefiere meter la llave en la cerradura de su departamento y entrar a este.
No recuerda haberlo visto antes, tal vez se acabe de mudar.
—Debería subir las escaleras más seguido.
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Estaba tomando una siesta la semana pasada.
Y pude escuchar fuerte música viniendo desde tu piso.
—¡Maldición!
Por primera vez, luego de seis meses, seis largos meses llenos de estrés, horas sin dormir y muchos exámenes, SeungCheol tenía vacaciones, vacaciones que quería aprovechar al máximo, unas vacaciones que quería llenar de actividades productivas.
Empezando por hibernar por una semana en su habitación.
Claro, el pelinegro no contaba con qué su vecino del piso de arriba decidiera poner música en un volumen demasiado alto a esas horas de la mañana. Apenas y eran las ocho, irreligiosas horas para oír música a semejante volumen.
