Daddy 4

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Narra samuel:

-Ismael...- susurré. Fije mi vista en Daniel, el cual tenia los ojos abiertos de par en par. Le hice una seña a Guillermo para que venga a mi lado. Me entrego mi móvil y volteo a ver al hombre en frente mio, sin entender me susurró en el oído:

-¿Quien es?

-No importa ahora, toma- le entregue mi billetera- compra algo para comer.- Voltee mi vista a Esteban- Acompañalo- este asintió y junto con daniel salieron de mi vista. Ismael, el único que quedaba en mi vista, se quedo viéndome fijamente, como analizando la situación.

-Vaya... Vaya... Vaya... De luque que partido te has echado- dijo refiriéndose a Guillermo.

-No es de tu incumbencia- Agarre los papeles que tenia que firmar y los aparte. Me acerque a él, intimidandolo. A pesar de tener solo un año más que yo, era algo bajo. Su mirada se desvío hacia el suelo y volvió su atención a mi. Cerré mi oficina con pestillo y lo empotre contra la pared. Me acerque a su cara, lo suficiente para que pueda saber que conmigo no se mete ni Dios.

-¿Que?, ¿Celoso?- Sonreí

-¿y-yo? Para n-nada-

-Escuchame atentamente Ismael, no quiero que entres sin mi puto permiso a esta oficina, vete de aquí.- lo solté y me dirigí a mi escritorio. Al sentarme escuche el ruido de la puerta al cerrar. Suspire. Ismael es mi rival, se la pasa molestando cada dos por tres, al fin y al cabo siempre termino ganándole. De una manera u otra lo hago.

-¡Volvi!- Grito Guillermo mientras dejaba las bolsas de la típica comida chatarra, muy pocas veces como esto, pero lo disfruto- toma- me devolvió mi billetera y se sentó en el escritorio.

-¿Comodo?- pregunte sonriente

-Muy -rió- Quiero mi beso- dijo con un pequeño puchero. Me acerque a su boca, pero baje a su cuello y di un pequeño beso en el. Me senté nuevamente y me cruce de brazos con una sonrisa triunfante, ya que él no había especificado en que lugar lo quería. Guillermo bajo del escritorio, puso ambas piernas al costado de las mías y se aferro a mi cuello.

-Daddy esta siendo malo conmigo... - soltó una pequeña risita y besó mi frente, luego mi mejilla, mi mentón, para luego bajar a mi cuello y succionar el mismo. Seguramente dejaría una marca. Desajustó mi corbata y saco botón por botón mi camisa. Dejo a su vista mi torso y paso lentamente sus manos por todo mi abdomen. Sacandome suspiros entrecortados. Joder, la maldita puerta estaba sin seguro.

-Princesa, cierra la puerta- dije mientras acariciaba su cintura, dejé su corona en un costado para que no se le cayera. Asintió, se levantó, no sin antes refregar su culo con mi entrepierna. Siempre me dejaba con un problema en los pantalones. En un abrir y cerrar de ojos Guillermo se sentó nuevamente en mis piernas y llevó mis manos a su trasero, no perdí oportunidad para darle apretones y unas cuantas nalgadas.

-Guillermo, apoyate en el escritorio- dije demandante. Tal y como se lo pedí lo hizo. Acomodó sus codos en el centro del mismo, movió su culo de izquierda a derecha moviendo su falda, esperando mi próximo movimiento. Joder, si no fuera por la poca cordura que tengo ya me hubiera corrido hace largo tiempo. De un tirón saque su falda y con ella, su bragas.

Narra Guillermo:

Volteé mi vista hacia lo que haría. Separó mis nalgas con ambas manos en ellas, con una sonrisa ladina, bajo sus labios hacía mi agujero y comenzó a lamerlo. Sentía que moría de placer, se siente jodidamente bien, de vez en cuando me daba una nalgada sonora, seguramente ya tengo sus manos marcadas en ellas, de todos modos gemía como toda una guarra. Baje una de mis manos a mi erecion y comencé a masturbarme, se sentía tan bien. Samuel volvió a dirigir su vista hacia mi.

lemmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora