Capitulo Único

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No sabía cómo describir mi vida con veinticinco años. Solo pensar que ya tenía un cuarto de siglo y lucía tan patético me daba nauseas.

Durante mi adolescencia solo me dedicaba a estudiar, no tenía amigos ya que todos me creían un espécimen de otro planeta y mi condición sexual tampoco ayudaba mucho. Las burlas eran pan de cada día, pero siempre al llegar a casa me repetía hasta el cansancio que todo terminaría pronto y sería capaz de valerme por mi mismo, conocer nuevas personas y ser feliz por fin.

Cuando llegue a la universidad mi situación cambio un poco, logré hacer amigos, todo gracias a Hoseok, un chico tan alegre que era capaz de contagiar a cualquiera, guapo, inteligente y además homosexual. Me fue imposible no enamorarme de él.

Con el paso del tiempo nos convertimos en pareja y cada día sentía que mi pecho no sería capaz de albergar tanto amor y tanta felicidad. Estaba enamorado y por primera vez estaba dando todo de mi, le entregue mi corazón, mi todo. Me entregue por completo a Jung Hoseok.

Cuando pensé que tenía mi vida resuelta, una carrera universitaria completa, un buen trabajo, un lindo departamento que compartía junto al más maravilloso hombre, el día de nuestro quinto aniversario se derrumbo todo...

Me subí rápidamente al ascensor, había pedido salir antes del trabajo ya que tenía que llegar al departamento lo más pronto posible para preparar la mesa y hacer que todo luciera lo más romántico posible. No se cumplen cinco años de relación todos los días y además hoy sería el aniversario más especial en nuestras vidas...pensaba pedirle matrimonio.

Apenas llegue al departamento busque las llaves entre mis bolsillos, me sentía tan emocionado que las manos me temblaban ligeramente.

Al abrir la puerta escuche unos ruidos raros ¿estarán robando nuestro departamento?

Silenciosamente tome el florero más cercano y me dirigí a mi habitación. Nada jamás me había preparado para lo que mis ojos estaban viendo.

­­-Hoseok...-dejé caer el florero mientras mis ojos comenzaban a escocer. Ahí, en nuestra cama estaba él, teniendo sexo con su mejor amigo, Jungkook, aquel idiota que también consideraba mi amigo.

-Tae...-tapo ambos cuerpos nerviosamente- puedo explicarlo amor, por favor- se levanto buscando su ropa interior.

Quería salir de ahí pero mis piernas no respondían, solo miraba el suelo fijamente, ahogado en mis propias lagrimas. Mi pecho dolía enormemente y sentía que el aire me faltaba. Fue en ese momento cuando sentí la necesidad de salir de ese asqueroso lugar. Di la media vuelta y como mis piernas me lo permitieron. Salí del departamento, me subí al ascensor y en eso Hoseok trataba de alcanzar a entrar. Metí la mano a mi bolsillo, cogí el pequeño estuche color negro y se lo lance a la cara antes de que las puertas del ascensor se cerraran.

-Te odio- susurré.

Desde ese día nunca más fui capaz de volver a sonreír, Hoseok se había encargado de arrancar mi corazón, pisotearlo y de paso hacer trizas mi espíritu. Ya habían pasado dos años de aquello y no había día que no lo recordase, no porque aun sintiese algo por él, no. Seguía repasando ese momento para recordarme a mí mismo que eso era lo que ocurría cuando bajabas la guardia, cuando te entregabas en cuerpo y alma a una persona que no te amaba. Me recordaba a mi mismo que amar era igual a dolor, no felicidad.

Después de aquello me mude a otra ciudad, perdí todo nuevamente, no tenía amigos, trabajo, nada.

Luego de buscar por unas semanas encontré trabajo de editor de una famosa revista en Seúl. Podría decirse que tenía un buen trabajo, una buena paga, un bonito departamento, pero aun así me sentía vacio, sin ganas de vivir. Mis compañeros de trabajo no me hablaban y bueno, no es como si yo lo hubiese intentado.

Second ChanceWhere stories live. Discover now