8 años más tarde, Julio escucha que golpean la puerta de su consultorio, pregunta quién es y nadie contesta, abre la puerta y era Roxana con su Hija Martina, IRRECONOCIBLES, una más linda que la otra pensó el psicólogo y dijo:
-Como andas después de tanto tiempo? Me alegra que mi ayuda de hace 8 años atrás allá servido para que su relación se unifique y mejore, y tu madre Martina te haya podido ayudar cuando no entendías algo, ahora.. Superaste lo vivido querida Martina?
Las dos mirándolo con una pequeña sonrisa, y Martina le comenta:
Si, a mi padre lo seguiré extrañando, me su ayuda me motivo a seguir hacia adelante y a no rendirme.
-Genial, y que es de sus vidas? acótese Julio.
La madre dice: Yo me dedique menos horas de trabajo fuera de mi casa, y trabaje más dentro de ella, para acompañar a mi hija ante dificultades.
La hija agrega: Yo soy diseñadora gráfica, tanto que me gustaba diseñar "pulseras", seguí esa carrera, y hoy en día gano mucha plata, hasta con mama con compramos una casa en Córdoba, y vamos todas las vacaciones por allá, seguro que en algún momento nos mudamos y sigo con mi laburo por allá.
El psicólogo impactado le dice:
-Yo te dije que eras muy capaz, y que tenías un talento muy hermoso, pero no sabías aprovecharlo, necesitabas esa "ayudita" de tu vieja, para poder resolver las cosas con un adulto e independientemente. Así que estoy súper orgulloso de tu evolución y tus metas cumplidas. Más que felicitaciones.
Martina con un lagrimón de alegría abraza al psicólogo y le dice una sola frase, que dejo a este con una sonrisa "Gracias, no solo por aconsejarme, sino porque fuiste la persona que me enseño desde mis sesiones que emprendí a las 8 años a tener una vida mejor, a no decaer y no rendirme por mas allá de una y miles apuñaladas, gracias , solo gracias por confiar en que podía salir de un nivel tan grande de depresión, y también gracias por hacer que mi madre me ayude tanto en mis tareas y también como en mis pulseras, gracias a usted ya no tengo ese malestar y tampoco me agarran ataques de hace tiempo atrás".
Con un saludo ligero las dos les dijeron: Nos estamos viendo, y nuevamente gracias.
Y el psicólogo con una sonrisa de oreja a oreja comento: "Gracias a ustedes por ser el caso especial de que por más de cada caída hay que levantarse y volver a seguir caminando, así como cuando uno se cae y se esguince un tobillo o se raspa una rodilla, bueno.. Por eso a uno no se le va a terminar la vida, va a seguir caminando con el pie vendado y con la rodilla cubierta de alcohol y gazas para curarlas, así por eso gracias"
6'2:
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Martina Un caso muy diferente.
Teen FictionMartina, de apenas 8 años de edad comienza a armar pulseras, la mayor parte de sus días, sin ninguna dificultad... Cuenta su madre Roxana, preocupada por su hija que lo único que hacía era pulseras, días y noches, mañanas y tardes...