Pediophobia (Fear of Dolls)

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Le tenía miedo a los muñecos, y vaya que les temía. Pero aún así estaba en la tienda de muñecos a la que su pequeña hermana había rogado a Kyungsoo que fuera. No hacía mucho más de tres meses que la pequeña Sook había visto una hermosa muñeca y se había enamorado de ella, viéndola con admiración por su belleza y un deseo incomprensible para Kyungsoo, pues él  no veía más que un pedazo de plástico con ojos horribles que lo seguían a todas partes.
No había razón para culparlo, de pequeño le habían hecho una broma pesada, haciéndole pensar que su muñeco preferido tenía vida y, al contrario de lo que él esperaba, ese pedazo de plástico endemoniado quería asesinarlo. También quizá las películas de terror no ayudaban a mejorar su condición.
Pero de todas formas estaba allí, observando detalladamente a cada muñeco, con un aire de tranquilidad que era inexistente en todo su ser en esos momentos. Sabía cuál era la muñeca que su hermana quería, pero no podía evitar mirar con recelo a esos muñecos, atento a cada uno, como si fueran a saltar sobre él.
Todo empeoró cuando llegó a la mitad de la tienda y los muñecos de tamaño real lo observaban —o eso él sentía— y su rostro finalmente se desfiguró en una expresión de horror. Eran tan reales que le espantaban. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, expresando con ellos una mezcla de admiración y horror al mismo tiempo. Simplemente no lograba comprender cómo es que su hermana pequeña deseaba tener una de esas cosas sentada frente suyo, tampoco cómo podría jugar pacíficamente con ella.
Inhaló aire suficiente y luego lo exhaló. Sólo son muñecos, se dijo, simples pedazos de plástico.
—Buenas tardes, bienvenido —saludó la vendedora.
—Buenas tardes —respondió Kyungsoo, acercándose a la caja donde estaba ella.
Durante un breve instante, al responder, Kyungsoo dirigió su mirada a la mujer, pero luego la volvió a los muñecos. Parecían tan reales...
—¿Busca algo en particular?
—De hecho, sí —dijo, cuando llegó frente a ella—. En la vidriera había una muñeca... De rizos castaños, con un vestido azul, si mal no recuerdo. No parecía medir más de un metro.
—Oh, por supuesto—habló ella—. Es una muñeca muy llevada hoy en día, a las niñas les gusta. Si me permite, iré a buscar una nueva para enseñársela —Kyungsoo asintió sin mucho entusiasmo y vio desaparecer tras una puerta a la mujer.
Volvió a enfocarse en los muñecos, pero ésta vez los que estaban detras del mostrador, casi apoyados contra éste. Había uno, diferente a los otros. Diferente porque parecía real. Realmente real, aunque sonara irónico. Kyungsoo lo miró directo a esos ojos de vidrio que brillaban bajo la luz del local. El muñeco estaba dentro de una especie de caja, sus brazos estaban sostenidos por unas simples ataduras que se basaban en delgados hilos.
Sus ojos no pudieron evitar dirigirse a sus gruesos labios luego de analizar con detalle su moreno rostro. Juró que por un momento los labios del muñeco se movieron, alzando sus comisuras en una pequeña sonrisa, pero se dijo a sí mismo que no era más que una ilusión suya, algo que su mente le había hecho creer en base a su miedo.
—¡Disculpe señor! —exclamó la mujer, desde la puerta por la que había salido, llamando la atención del joven—. Las muñecas estaban en un estante muy alto, por lo que tuve que pedir ayuda a otro empleado. En un momento traigo la muñeca. Lamento la tardanza —se disculpó y desapareció nuevamente.
Kyungsoo volvió a mirar al muñeco y se acercó aún más hasta estar contra el mostrador, clavándoselo en el estómago, apoyándose sobre éste, estando a no más que centímetros del muñeco que captó su atención.
Él lo vio. Maldita sea, lo vio. El jodido muñeco había torcido su cuello, llevándolo hacia su hombro izquierdo, observando a Kyungsoo con esos ojos oscuros y una sonrisa.
El jodido muñeco se había movido.
—Oh. Por. Dios —murmuró el, horrorizado. Su corazón latía a una velocidad exageradamente rápida y sus respiración se había vuelto irregular luego de haberla contenido inconscientemente.
Retrocedió un paso y tuvo la sensación de que la sonrisa del muñeco se ensanchó ante su expresión.
No sabía cómo responder a ello, estaba en shock y una horrible sensación desconocida había invadido todo su ser.
El muñeco se movió.
Quiso gritar, pero la voz no le salía y cuando sintió que estaba apunto de desmayarse, la vendedora apareció nuevamente por la puerta, con una muñeca dentro de una bolsa transparente.
—Señor, ¿está bien? —preguntó preocupada ante la expresión descompuesta y la palidez repentina del joven.
Kyungsoo asintió, volviendo su mirada horrorizada al muñeco.
—L-la cabeza —habló y señaló al muñeco.
La mujer dirigió su mirada hacia donde Kyungsoo señaló y se acercó.
—Oh, se le cayó la cabeza de costado —dijo como si nada. La sonrisa del muñeco había desaparecido—. Es normal, es defectuoso después de todo.
—¿Defectuoso? —preguntó aún con la mirada clavada en los ojos del muñeco.
—Oh, sí. Todos los muñecos que están ahora detrás del mostrador son defectuosos. Están aquí porque pronto seran llevados a la fábrica nuevamente. Éste —señaló al terrorifico muñeco moreno— tiende a caerse. Ya sea donde esté apoyado, se cae. Su cabeza suele torcerse mucho, así como su muñeca derecha siempre termina casi suelta, sostenida por un pequeño cable. Tiene problemas en sus articulaciones, no son resistentes —explicó.
Kyungsoo asintió y la palidez de su rostro comenzó a desaparecer. Eso tenía sentido. Después de todo la sonrisa pudo ser producto de su imaginación. Quizá simplemente debía superar su miedo. Era un muñeco y eso era la vida real, no una película. Los muñecos no se mueven.
—Volviendo a lo otro —habló ella—. ¿Esa es la muñeca que desea? —la señaló.
Él asintió.
—¿Cuánto es?
—Treinta y ocho dólares—Kyungsoo mordió su labio porque era cara, pero en poco tiempo era el cumpleaños de su hermana y sería un bonito regalo.
Pagó y sin más se marchó luego de responder "Igualmente" al "Tenga un buen día" de la mujer.

...

Ese mismo día, Kyungsoo tuvo una pesadilla con ese horrible muñeco, soñando que lo llamaba mientras intentaba deshacerse con locura y desesperación de los hilos que lo sostenían.
Sudado y aterrado se despertó el joven, acompañado de una horrible sensación de ser observado que desapareció al encender la luz de su mesa de noche.
—Sólo fue una pesadilla —se dijo. E intento conciliar el sueño, pero al apagar la luz la sensación volvió, viendose obligado a encender la televisión para finalmente dormir tranquilo.
Esa misma noche, uno de los muñecos que iban a ser llevados a la fábrica desapareció, así como la muñeca de Sook apareció rota dentro del armario de Kyungsoo, dejando como remplazo un muñeco más grande, moreno y con una mano faltante.

Pediophobia (Miedo a los muñecos) { Kaisoo }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora