SOAH - PRÓLOGO

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N/A: Esta es la primera historia que hago, normalmente tengo muchas en mi cabeza, pero ahí se quedan. Y creo que es porque no había encontrado algo lo suficiente que me tocara el corazón y me inspirara a este grado de querer plasmar lo que tengo en mi cabeza para ustedes. Espero que les guste y bueno, sean crueles si es necesario. Espero sus comentarios.

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- Aden, los nightblood esperan en la sala principal – Habló el Fleimkepa sacando de sus pensamientos al comandante.

- Voy en un momento, Sen -, le respondió incorporándose.

Aden estaba en el balcón, observando en plenitud la ciudad de Polis, recordando el pasado duro que tuvo que sufrir, y las pérdidas que tuvo que dejar atrás para llegar al objetivo principal de todo comandante: paz para su gente.

- Después de tanto tiempo, ¿aún le echas de menos? – Dijo San, poniéndose a un lado de Aden observando la misma perfecta imagen de la ciudad.

- Oh, querido amigo... Le echo de menos como si la acabara de perder – Aden tenía un rostro firme, sereno, con temple, pero no pudo evitar escapar un suspiro al hablar de ella. – Vamos, los chicos deben de estar impacientes –.

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- Y bien, ¿Cuáles son las cualidades que debe poseer un o una heda? – Dijo al abrirse las puertas, haciéndose paso por los 8 chicos que ya se encontraban sentados piernas cruzadas en el suelo.

- ¡Valor! – Dijo la más pequeña pelo castaño alzando su brazo. No más de 8 años de edad – ¡Hay que tener valor, para enfrentar a los enemigos! ¡¿Verdad?! -

- Ese es muy bueno, Kya. Pero se necesita más que solo valor, eso lo sabes... -.

- ¡Sabiduría! – Interrumpió el mayor del grupo.

- Compasión. – Todos empezaron a decir al aire ansioso.

- Bien... - Dijo Aden un tanto divertido por la emoción de los chicos, pero aun conservando su rostro sereno.

- ¡Y fuerza! – Dijo el último. Todos guardaron silencio esperando las palabras de su comandante y maestro.

- ¿No se les pasa algo por alto? -

Todos guardaron silencio.

Aden estaba de pie, tomó asiento, preparando sus ideas para lo que les estaba a punto de hablar.

- Díganme, han escuchado las grandes historias de mi antecesor... -

- ¡La gran comandante Lexa! – Dijo interrumpiendo una emocionada Kya.

- Kya, tranquila, calma tus emociones. – Aden dejó escapar una sonrisa.

La pequeña bajó la cabeza apenada.

- La Heda Lexa nos dejó una base un tanto diferente a lo practicaban los viejos comandantes antes que ella. Antes, se pensaba solo con la cabeza, no digo que eso esté mal, pero lo hacían a un nivel en el que ya no se podía distinguir lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto. Ellos no sabían de emociones, sensaciones, solo de sangre, venganza, guerra... 

Lexa con el tiempo, fue conociendo esos aspectos de nosotros, los seres humanos, fue conociendo,  lo que podríamos llegar a ser capaces si nos dejáramos llevar un poco por ese lado de las emociones y los sentimientos.

Nos fue enseñando y ella misma fue aprendiendo que el corazón no era el defecto que nos hacía débiles como guerreros, en este caso, como líderes, como comandantes. Ella descubrió en todo eso un poder, un poder que va más allá de nuestra imaginación, un poder más allá de las estrellas... -.

- ¿Qué poder es ese, maestro? – Interrumpió uno de los yongos.

- El amor... Ese poder del que les hablo es el amor. – Dijo Aden con un brillo único en los ojos, acompañado de todos los flashback que golpearon su cabeza en el momento que declaró esto.

- Les hablaré de algo, y me temo que esta clase se extenderá más de lo planeado... -.



- Fleimkepa (Cuidador de la llama).

- Yongo (jovén/niño).


Shadow Of A HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora