Era otro día aburrido en la Secundaria de Melanie Blunt de Rochester y me encontraba escuchando a la aburrida señorita Gibbs hablar sobre entalpía y entropía y como éstas no eran iguales
(...)
La campana había sonado, el día habría terminado y mi encuentro con ella... sí, "ella" porque no le he preguntado su nombre aún. Salí del establecimiento y allí estaba, mirando a su alrededor esperando por mí. –Hola.- la saludé por detrás.
–Hola.- ella me sonrió.
–¿Caminamos?- le pregunté.
–Claro.
Bajamos las escaleras del instituto y caminamos por las calles, sin rumbo alguno.
–Y... ¿Cómo te llamas?- pregunté incómoda por el hecho de no saber su nombre.
–Oh... Adrianka. Adrianka Lovens- ella me dijo mientras miraba el suelo. Adrianka... Un hermoso e inusual nombre.
–Mucho gusto Adrianka, soy Mía. Mía Fernández- sonreí como si nada y ella me devolvió la sonrisa.
–¿Cómo es que sabes que existo?- le pregunté intrigada.
–Me he fijado en como existes pero nadie nota tu existencia.
Mientras caminábamos en un incómodo silencio nos acercábamos a una cafetería. Y como el clima de Rochester no es muy cálido en estas épocas del año decidí invitarla a un café.
–¿Tomas café?
–No constantemente pero amaría uno ahora.- seguía mirando el suelo.
–Que bueno que lo digas.- y paré en la entrada de la cafetería, abriendo la puerta para que entrara.
–Oh.- ella se sonrojó de nuevo. Se ve linda cuando se sonroja. Entró y yo la seguí mientras caminábamos juntas a una mesa en el fondo del lugar. Estaba casi vacío, sorprendentemente. Cuando nos sentamos la mesera llegó en segundos y pedimos ambas un café con leche.
–Y bueno... dime algo que no sepa.- le dije mientras ella veía como las pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer al frío suelo en la calle a través de la ventana, yo admiraba como sus pestañas bailaban al ritmo de su parpadeo.
Me miró y cuando estaba a punto de hablar la mesera llegó a pedirnos nuestro pedido.
–Bienvenidas a la Cafeteria de Lindy, soy Lindy, ¿en qué les puedo saciar su apetito hoy?
–Hola Lindy.- saludé a la mesera que era hija de la dueña de la cafetería, habría venido unas cuantas veces antes por mi cuenta al establecimiento.
–Bueno, ¿pero qué tenemos aquí? ¿por qué no has venido recientemente? casi ni te reconozco.
–No lo sé Lindy. He estado algo ocupada.- le respondí sin saber por qué no habría venido.
–Bueno pero has vuelto. ¿Qué deseas?
–Lo de siempre.- Lindy asintió con su cabeza-. ¿Tú Adrianka?
–Preferiría un chocolate caliente en vez de café.
–¿Con malvaviscos o chispas de chocolate?- Lindy le preguntó a la castaña.
–Chispas, por favor.
–¿Algo para comer?
–¿Yo creo que unos brownies?- le pregunté a Adrianka y ella asintió.
–Está bien, enseguida podrán disfrutar de nuestros deliciosos líquidos.- reí por lo bajo ya que una vez que vine sola Lindy me había contado una historia muy chistosa de un cliente que mal pensó la frase que estaba obligada a decir, y la recordé.
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Mia
Romance"No sé qué pasará en el futuro. Será lo que el destino quiere que ocurra. Pero dios sabe que el destino me deparará lo inimaginable." -Mia, seis años atrás.