Tomé el objeto de metal, mis manos estaban temblando, no estaba segura de hacerlo, esto provocaba que me doliera la garganta por las noches, sin seguir pensándolo, lo llevé hacia mi boca para degustar el sabor a chocolate, volví a clavar la cuchara en el bote y miré al frente. Un marco descansaba en la mesita, nos veíamos tan felices en ese entonces, él sonriendo mientras trataba de hacerme cosquillas, y yo por mi parte, tratando de escapar de sus brazos bien trabajados por el gimnasio.
Un puchero se formó en mi boca, y las lágrimas comenzaron a salir sin pleno aviso, en verdad lo extrañaba. Había pasado ya una semana desde que Alex y yo habíamos terminado lo nuestro. No, perdón, rectifico, una semana desde que él me había dicho que ya no podía, que todo había cambiado y que ya no era el mismo. Tonterías, yo lo seguía viendo igual, bueno se había cortado el cabello y se veía más alto, pero parecía el mismo, sólo que ahora se preocupaba más por sus calificaciones según él, estudiaba todo el tiempo y por eso no salíamos, o eso me hacía pensar.
Volví a tomar otra cucharada de helado con más porción y me la llevé a la boca, para así, silenciar un poco los sollozos, error. Quité la cuchara en un rápido movimiento, la masa helada me estaba congelando todo el crebro, al menos si se habían detenido los sollozos, escupí en el bote y lo cerré, ya estaba a la mitad, «demasiado por hoy», pensé.
Tomé un pañuelo de la cajita de kleenex que estaba a mi lado, me soné los mocos, verifiqué que nadie me estuviera observando, abrí el ya no blanco papel y comprobé lo que ya sabía, soy un asco.
Bajé de mi cama, tiré el papel al pequeño bote de basura rosado que tenía, pero este cayó al suelo, ya no había espacio, estaba lleno de pañuelos kleenex, contando las tres cajas vacías que estaban ahí.
Agarré el bote de helado y salí de mi habitación, ahí estaba sentado recargado en la pared, con su videojuego, mi hermano más pequeño, Eduardo, "el angelito de la casa", podía oír a Mamá decir eso cada vez que lo mimaba, era demasiado pretensioso para no hablar demasiado, sólo tenía cinco años, pero a su corta edad era un demonio el mocoso. Le pusieron Eduardo, porque Mamá se había embarazado en su último viaje de aniversario a México, en pocas palabras, no era un bebé planeado, pero para todos era ese "milagro que llegó a la familia", por no hablar de que sólo Mamá y Papá lo decían.
— ¿Se fue Papá ya a trabajar? — le pregunté. Mi voz se escuchaba demasiado ronca. Eduardo sólo se limitó a asentir sin quitar la vista de su juego.
Decidí mejor no interrumpirlo y bajar, ahí en la sala se encontraban Eric, mi hermano, viendo alguna película de Scarlett Johanson y mi otra hermana, July, en el celular, ambos los hermanos de en medio. Eric tenía dieseis y July, catorce, por lo que ahora se encontraba en una de las etapas más complicadas, desde el punto de Papá. Y tenía sus razones, ya había pasado miles de situaciones con esa edad, con sus dos primeros hijos, Eric y yo.
Me dejé caer en el sofá junto a Eric, iba a destapar el bote de helado, pero su voz me interrumpió: — ¿Ya se secaron las cataratas del Niagara? — preguntó en tono burlón, July soltó una carcajada.
— Buena esa — dijo alzando su mano para que Eric la chocara, y así lo hizo riendo, malditos insensibles.
— Mira Drey, no te sientas mal, son cosas que tienen que pasar — escuché la voz de mi hermano a mi lado mientras él regresaba su vista al televisor y July a la de su teléfono. No me gustaba que pronunciaran así mi nombre, culpa de Eduardo cuando comenzaba a hablar.
Ignoré sus palabras, y comencé destapar el helado, había olvidado que minutos antes escupí todo al bote, así que las ganas de seguir comiendo se me quitaron, me paré del sofá dispuesta a tirar el bote y subir a mi habitación de nuevo, al menos ahí no me seguirían fastidiando mis hermanos, pero July habló antes: — Audrey, tienes que ver esto — dijo mientras miraba algo sorprendida en el celular, genial, más rebajas.
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10 Pasos para olvidar a Alex (Editando)
HumorAlex, el chico que es lindo con tus padres y bueno con tus hermanos pequeños. Alex, el chico que se quita su chaqueta para ofrecértela a ti porque hace frío. Alex, el chico popular con buenas notas y capitán del equipo de fútbol. Alex, el chico que...