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¿Por qué las vacaciones de verano se tienen que acabar tan pronto?
¿Por qué tienen que ser más cortas que un suspiro?
¿Por qué no nos conceden un par de semanas más? Dos meses y medio no son suficientes.
¿Por qué no podrían inventar una inyección que te hiciese sabio al instante y así podríamos evitar esto de ir a la escuela?

-Dani.

¿Por qué no podríamos dormir todo el día? Ya que, según he leído en Google, dormir es bueno por la salud y para la ansiedad, no es que yo tenga ansiedad, claro.

-Danielle.

Si nos pasáramos  el día durmiendo todo sería más fácil, todos serían más amables y pasarían tanto tiempo durmiendo que no quedaría tiempo ni para el amor ni para hacer ejercicio.

-¡¡Danielle Haynes hazme caso de una puñetera vez!!- gritó mi mejor amigo haciendo que mi burbuja mental explotase.

-Perdón Marc, estaba pensando en que lo mejor sería volver a casa y dormir ¿sabes qué dormir es muy bueno para la salud?- le dije a mi mejor amigo mientras me volvía a acomodar en el asiento y le miraba emocionada.
Él no me estaba  mirando ya que su mirada estaba centrada en la carretera pero eso no le impidió reírse ampliamente por mi comentario.

-Sabes que no podemos hacer eso, a parte, ya estoy en el parking.- dijo, y, en efecto, acabábamos de llegar al parking de la escuela. Bufé y me crucé de brazos como lo haría una niña pequeña a la que le han quitado su muñeca favorita.

-Anda, no te comportes como una niña pequeña y baja del coche.- dijo Marcus mientras salía del coche, yo copié su acción y salí del coche.

Él pasó sus brazos por mis hombros y me acercó a él.

Ambos suspiramos, pero la diferencia es que Marc suspiró feliz y yo suspiré por agotamiento.

No sé de dónde saca este hombre el buen humor.

Como todos los primeros días del inicio del curso los alumnos nos dirigimos al gimnasio para el típico discurso del director cuya única función es que nuestros ánimos suban, pero ya te digo yo que a mí eso no me sube una pizca, a parte, también aprovechan para presentar a los nuevos alumnos.

Si yo fuese alguno de los nuevos me moriría de la vergüenza.

Ambos comenzamos a caminar hacia la entrada en la que los típicos reencuentros de verano siempre estaban presentes en el primer día clases.

Ya en el gimnasio, nos sentamos en las gradas rodeados de todos los de nuestro curso, con el gimnasio ya lleno y prácticamente en silencio el director comenzó con su discurso.

-Hola queridos alumnos, tanto a los nuevos como a los veteranos, hoy comienza un nuevo curso, en el que espero que...- 

En ese momento dejé de escuchar a el señor director y me dediqué a jugar con mis manos.

Marcus me dio un codazo.

Le miré claramente molesta.

¿Y a este que le pasa?

-Atiende, no te vendría mal de vez en cuando.- me dijo, yo fruncí el ceño; ¡Eso no es verdad! Es decir, puede que ahora no estuviese prestando atención, ¡pero siempre lo hago! Bueno, casi siempre. Más bien cuando me interesa...

-... Y eso era todo chicos, comencemos con las presentaciones.- finalizó el director y todos los alumnos aplaudieron, unos por educación y otros porque hubiese acabado de hablar.

Como siempre las presentaciones iban conforme la edad, primero los de primer curso y por último los del último curso.

Sin evitarlo miraba atenta a cada uno de los chicos y chicas se presentaban, pero los que más me llamaban la atención eran los de mi edad.

Huyendo de los ClichésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora