Despiertas de sobresalto en tu cama, todo está oscuro, te tomas un segundo en comprender lo que está pasando, listo, ahora te tomas otro para analizar que fue lo que te despertó, listo, ahora todo es cuestión de concentración, das un bostezo gigante y cierras los ojos. Uno, dos, tres, cuatro... Los minutos pasan y sigues igual, en ese momento te das cuenta de que no volverás a dormir, por lo menos no en esa noche.
Así fue como empezó todo, pequeños sobresaltos en las noches que te impiden seguir durmiendo, pero al final lo consigues, después, como si no fuera suficiente, los sobresaltos se hacen mas largos y te cuesta trabajo seguir durmiendo, te tienes que tranquilizar así como no puedes pensar mucho en el futuro o en el pasado, si lo haces no conseguirás dormir y tu mente seguirá dando vueltas y vueltas hasta que te das cuenta que es hora de levantarte para seguir con tu rutina diaria.
Levántate, bañante, desayuna, sal, estudia, almuerza, estudia, regresa, come, estudia, bañate y duérmete.
O al menos así debería de ser, veras, cuando no duermes bien te proyectas tu vida y te replanteas la misma pregunta siempre.
¿Qué es lo que quiero?
Tu cabeza empieza a divagar y realmente nunca encuentras la respuesta a la pregunta que te haces cada noche.
¿Quién soy?
Supongo que todas las personas tienen su forma de luchar contra el insomnio, leer, masticar yerbas, fumar yerbas, coger, llorar... etc.
Había decidido pasar mi tiempo despierto estudiando los temas referentes a la escuela, donde más flaqueaba por así decirlo, química, matemáticas, historia y una infinidad de materias que no eran para nada de mi agrado.
Todo eso se desvió de mi atención cuando leí el proceso para hacer explosivos caseros, todo llamo mi atención desde el fácil coctel molotov hasta explosivos plásticos.
Carajo era tan fácil, tan destructivo.
