Después de hablar con Carla, había llegado a mi casa, me había dado un baño de 15 minutos, en los cuales me había puesto a reflexionar, de lo que había pasado. Nunca he tenido tantas dudas.
Había acabado de ducharme, me puse la pijama, y me recoste en mi cama, y sin querer se me vino a la mente Andrés. Aquel chico humilde que sólo en minutos causó en mi un gran terremoto.
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