Infancia.

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Hoy cumplo condena. Esta celda, estas cuatro paredes carecen de esperanzas en cada uno de sus ladrillos, y segundo tras segundo, día tras día, año tras año, la distancia entre ellas se hace más y más corta. Sin embargo, cara a cara contra esa común pregunta con la que me asaltan, esta vez, mis pensamientos, a esa cuestión de '¿Por qué te han condenado?' no dudo en responder cuando el instante no ha acabado; sé por qué estoy aquí, sé por qué estoy condenado, y, sé que no seré, ni soy, un ser inocente. Mi proceso de aceptación concluyó largo tiempo atrás, justo cuando mi no finita condena se avecinaba a mis pies. La abundancia de tiempo imponía una travesía al centro de mis recuerdos, entrelazados, actualmente, clavados en las espaldas de todas aquellas desafortunadas que toparon en mi camino, y trataron de indagar, mover piezas de mi ser para cambiar una realidad hacía tiempo tatuada en mis actos.

Nací un 17 de mayo de 1975, en el seno de una familia cuya capa brillante y risueña blindaba un entorno oscuro que yo habité durante 19 años. Mi padre, Joaquín, hombre de negocios, mi madre, Amelia, costurera y ama de casa. La relación entre mis progenitores no destacaba por el exceso de conversación, tan solo ésta se limitaba, al llegar mi padre de su jornada, a un 'Ponme un coñac, mujer', o un 'Coño Amelia, pareces una vedette', cuando mi preciosa madre regresaba de su anual sesión de peluquería. A veces ella caminaba melancólicamente por los rincones de la casa, cuando mi padre estaba en ésta. No obstante, al poco que Joaquín se iba: 'Jorge, hijo, no le digas a tu padre que he salido', y cerraba impetuosamente la puerta al salir, tras días sin probar la luz del sol o el aire de la calle. Cuando yo tenía 10 años, el cuerpo de mi progenitora fue tiñéndose poco a poco de manchas color morado, y su piel marchitándose, avivándose así el color de sus ojeras. Nunca me planteé un ¿por qué? frente a esa situación que empeoraba y que se minaba, oculta tras ese hermoso blindaje, presentado a ajenos a la familia. Mi madre desapareció cuando yo había cumplido los 15 años. Su única despedida fue un abrazo antes de que yo conciliara el sueño, seguido de un ''Búscame cuando escapes''. Al día siguiente, la confusión creada por esa extraña orden se desintegró, cuando comprobé que mamá no volvería a pisar ese suelo mientras Joaquín lo habitara. Mi hermano mayor se había ido dos semanas antes que Amelia, mi padre nunca había tenido problema con ocultar su rechazo hacia éste.

Desde pequeño había estado siendo bombardeado por una propaganda totalmente opuesta a la que yo recibía. Mi padre diferenciaba tan notablemente su trato hacía mi entre su trato hacia mi hermano que las órdenes variaban de 'No seas maricón, y pelea como un hombre, Daniel' a ''así me gusta, Jorge, así es como las tienes que tratar'' En ese preciso momento la compasión hacia Dani inundaba mi conciencia, sin embargo actualmente siento gran envidia hacia éste, de que haya sido cruelmente rechazado, y por lo tanto, haber carecido de una educación como la que me otorgó mi padre. Mi hermano logró salir de esa invisibilidad cuando presentó su pareja a mi progenitor, totalmente consciente de las consecuencias que eso tendría para él. Dani en absoluto se sorprendió ante la reacción de mi padre, que, iracundo les echó a ambos de casa. Mi compañero de vida y soledad me saludó por la ventana al irse, con una sonrisa, mientras él y su pareja llevaban a tientas todo el equipaje. Yo respondí con una lágrima que se deslizó también por el pliego forzado de mi boca, tratando de imitar el gesto de despedida de mi hermano. Fue en ese preciso instante en el cual me percaté de que yo sería mi única y legítima compañía durante años, disfrazados de siglos.

La manipulación llevada a cabo por mi hermético padre cada vez ejercía más peso en mis actos, y sobre todo repercutía paulatinamente en mi forma de tratar a las mujeres. Pero este irrefutable hecho no alcanzó su máximo esplendor hasta que no tuve mi primera y última pareja.


Hoy cumplo condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora