Aries
La lengua será furiosa y filosa, como una espada, y pobre del que no esté a la atura de semejante despliegue de movimiento energético y salival. El beso se vuelve la arena de un combate por ver quién puede más y quién desea más. No esperemos la calma, ni la lentitud, ni la paciencia. Más bien todo lo contrario, la impaciencia. Donde Aries ve una boca abierta, ahí quiere meterse. Las lenguas de fuego no perdonan a los distraidos y bien decía mi abuela "en boca cerrada no entra lengua de ariano".
Tauro
Nos tomamos el tiempo, vamos lento y gozamos como hay que gozar del acercamiento. Cómo se llega al beso, cómo se transitan los momentos previos, es importante para estos señores y grandes besuqueadores. Comer frutillas, cremas y dulces mientras tanto lleva la sensualidad hasta un punto insoportable. Cuando llega el momento todo se ha preparado y se vuelve más intenso. El ritmo es lento y profundo, las bocas se alejan y se acercan. El sabor es importante, el perfume también. Imposible para un taurino besar con mal aliento.
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Géminis
Volvemos a la velocidad. El beso será rápido y movedizo, sin pretensión de profundidad, pero sí con voluntad de juego casi infantil. ¿Están dando un beso o estás haciendo un movimiento de succión primario? Decidite, mi boca no es un chupete. Si el besado o la besada es de Escorpio, le saberá a poco el encuentro geminiano, fugaz como una bengala. Entre lengua y lengua hay palabras, comentarios, aclaraciones chistes y risas. Yapa: los besos robados. Cuando te disto vuelta se trensó con otro.
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Cáncer
¡Ay! Besar al sapo para que se convierta en príncipe y se quede adentro de la casita. Los casamenteros e hiper tradicionalistas cancerianos no darán puntada sin hilo, es decir, que no te van a largar un beso sin anillo, sin amor y promesa de hijos. Aunque sea una noche de boliche, un amor de verano o un encuentro fugaz, el beso irá con calidez extrema, cuidado, delicadeza y mucha saliva.
Leo
Está en su propio mambo y, como todos los signos de fuego del zodíaco, impone sus propias reglas de juego. Aburridísimo. Ideal para complementar con aquellos que se dejan llevar... cuando Piscis se cuelga en el beso, Leo lo lleva por su camino y dibuja senderos donde no los había antes. La lengua hace círculos en la piel parecidos al Astro Rey. Pero hay algo peor que esto: el beso leonino tiene su corolario en los alardes de "ser buen besador". La dificultad: bajarle el ritmo y sacarle la manija.
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Virgo
Quiere recorrer cada hueco en intersticio bucal y para eso pone empeño y trabajo duro. Virgo va a lo profundo de la garganta como si estuviera haciendo una revisación sanitaria. Es de esos que se toman su tiempo, sin apuro y van paso a paso. Si son muy fóbicos, te cortan de golpe y te dejan en pleno desconcierto. El peligro: que, mientras están en el asunto, arqueen demasiado la cabeza y se pierdan en pensamientos lejanos, analíticos y complicados.
Libra
Libra es un besador perfecto, como es un bailador perfecto de minué. Cuando uno avanza, Libra deja espacio y espera... y conoce el mejor momento para contrarrestar el movimiento. Así, las lenguas no se batirán a duelo, como el clásico beso airano, sino que se moverán al compás del ritmo más armonioso: húmedas, seguras y candentes. Primero una y luego la otra eternamente hasta que la fatiga, el hambre o la falta de aire impidan seguir.
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Escorpio
No te besa, te come. Te contrae la boca como una boa constrictor. La serpiente escorpiana saca su lengua, no con el objetivo de acariciar, sino de hacer movimientos de los más sutiles y provocativos posibles para anudarte psicológicamente a su alma. La química de su saliva hace alquimia con la tuya para producir una fusión inesperada de la que costará largo tiempo desprenderse. El beso reverbera y reverbera en la memoria, apasiona y ata hasta hasta límites insospechados. No te besa, te hipnotiza, te controla, chupa tu sangre.
Sagitario
El beso será juguetón, divertido, aventurado. Los lugares serán los más insólitos tanto adentro como afuera: al borde de una corniza o en un piso 20, el sagitariano se siente más cómodo para conectarse a la profundidad del abismo de la boca. Pero además, el beso no se queda en los labios, moja la nariz, las mejillas, recorre toda la cara hasta que ya pasa (demasado rápido) de beso a otro tema. Reina el fuego, el movimiento y la ansiedad. Lo imposible: bajarle un cambio.
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Capricornio
Besos protocolares en tiempo y forma, cuando hay que besar, ni antes ni después y con el consentimiento ajeno. La espontaneidad del procedimiento del robo de un beso le es totalmente desconocida. Los límites son claros y los movimientos contundentes y penetrantes. La boca hace una mecánica perfecta aunque no haya abundancia de saliva. Mucho pico, mucho beso formal, mucho tiempo de ensayo hasta que se logra la anhelada coordinación de movimientos que toda capricorniana anhela en lo más profundo de su ser cabra.
Acuario
Besos locos, besos sorpresa, besos de a tres o cuatro lenguas. Muchas bocas que se baten en un mismo espacio temporal, la orgía será infinita. Los labios nadarán en el aire y se aventurarán a las formas más innovadoras, a los saltos de temperatura, a la ausencia de gravedad. El beso será original o no será. Si ocurre de a dos, será en un parapente, al borde de un abismo o sorpresivamente, rápidamente; intenso y cambiante. La lengua va velozmente hacia adentro y hacia afuera. Nada se tolera mucho tiempo en un mismo lugar. El después: si te he visto no me acuerdo.
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Piscis
La imaginación potencia el poder de la lengua y la hace estallar en un océano de intensidades. Son besos fusionantes, por lo que no hay que temer perderse en el otro, ¿esta boquita es mía? Riesgo de despersonalización. La unión hace la fuerza y precipita a lugares del cosmos insospechados. Las cosquillas de los roces llegan al alma porque para Piscis no hay distinción entre cuerpo y espíritu. Romanticismo a pleno. Llanto y profundidad de encuentro. Sensiblería pura, un ariano se muere de aburrimiento.