Hoy es un día como cualquier otro, todos los días me levanto para ir a la escuela y sufrir un día más. Llego el camión del colegio a recogerme, como siempre, todos me miraban mal, susurraban en secreto mientras yo solo los miraba. Como siempre me senté sola en la parte de atrás, un lugar que siempre esta reservado para mi. Llegue a la escuela y como todos los días elegí la silla del rincón. Todos me critican como si yo no me diera cuenta, creen que soy muy rara por amar los videojuegos, ser emo y otaku. Siempre visto de negro ya que es mi color alegre. Hoy ví sonreír a los que eran mis únicos amigos ya que me dejaron por la popularidad, alguien como ellos no merecen algo como yo sinceramente. Al llegar a mi casa encontré a mis padres discutiendo, dando a puñetazos y como siempre mi hermano llorando por que no le prestan atención, pase a la habitación de mi hermana a preguntar que había pasado pero ella no dijo palabra alguna, entre a mi habitación, tire mi mochila al suelo y empecé a llorar, lloraba por que nadie me entendía ya que estaba en la fría adolecencia. De pronto cogí el cúter,hice pequeñas cortadas en mi muñeca no aguantaba más, llore mucho tiempo hasta que darme dormida.
