—Si vuelves a hacerlo, ya no te perdonaré. ¿Lo entiendes?
El tono de voz con que lo había dicho fue demasiado severo para alguien que siempre tenía una fresca sonrisa en el rostro, y tan triste para ser de la clase de personas que hallaban, hasta en lo más mínimo, un motivo para alegrarse y reír.
Así era Key: así siempre había sido, con él y con todos a su alrededor a pesar de las poses de diva y destellos de soberbia que solía poner ante y fuera de las cámaras.
Nada nuevo; cuando Kibum se enfadaba con él, bastaba con que le hiciera unos cuantos mimos, algunas cosquillas, risas y sonrisas o incluso algún mal chiste que le devolviera el semblante radiante con que se levantaba cada mañana.
Sin embargo, en esta ocasión, Jonghyun supo que su compañero iba muy en serio.
Suspiró fuertemente, ni siquiera pudo levantar la mirada para enfrentarse al chico de cabello artificialmente rubio que estaba de frente a él, tan solo unos centímetros de distancia lo separaban del rostro del más joven. No se atrevía a darle la cara después de lo que le había hecho, porque, simplemente, los amigos como ellos no se hacían esas cosas, no se traicionaban.
A partir de ese momento Jonghyun no habló más; el nudo en su garganta parecía asfixiarle de manera tal, que, el sólo respirar le dolía hasta los huesos. Y no lloró tampoco, ni una sola lágrima, por más que su sensibilidad a flor de piel se lo pedía a gritos y sentía que en cualquier momento explotaría de impotencia.
No.
Jonghyun se conservó apacible y en pie mientras escuchaba todas y cada una de las palabras que Key tenía que decirle. Soportó, incluso, aún siendo un suplicio, cuando le dijo que le había roto el corazón.
Dejando de lado los sentimentalismos, el mayor de los Kim había entendió a la perfección a lo que su compañero se refirió con eso.
Asintió muy lentamente, inclinándose con ligereza hacia adelante para topar contra la frente de su amigo. Se quedó allí durante algunos minutos en los que ninguno se movió. Tal vez pensó que aquel silencio era el momento óptimo para darle la respuesta que le debía, cuando le diría sin voz que, "sí, lo entiendo", porque ésta vez no podría hacer hacer uso de su típica sinceridad bromista y gritar a los cuatro vientos en un exagerado tono y voz aguda que le perdonara.
No, las fuerzas ya no le alcanzaban para eso.
Jonghyun pudo percibir el suave aliento a menta fresca de Key chocar contra su rostro, y no tenía ni jodida idea de lo que estaría pasando por su mente en ese instante, incluso a pesar de saber que le conocía mucho más de lo que debería. Instintivamente levantó su mano para posarla en la mejilla del otro, como usualmente hacía cuando gustaba de tener ese tipo de contacto físico con su amigo; porque era su amigo, y mucho más que eso, aunque aún a estas alturas no terminaba de aclararse esos sentimientos.
Le repasó el rostro con un cierto dejo de ternura, como si hubiese sido una súplica muda pidiéndole, "por favor, perdóname"; cambió la dirección para alojarse ahora en cuello, subió de nuevo y le rozó con la punta de los dedos.
Notó que tampoco Key estaba llorando, cosa rara dado que ambos eran los que cumplían el patrón de los más llorones dentro del grupo; su tersa piel estaba seca y cálida, probablemente sonrojado, mas no a causa de alguna palabra o caricia coqueta que solía soltarle como era costumbre en sus juegos rutinarios.
Le dolía en el alma. Jonghyun realmente sentía que algo en su interior se había roto en mil pedazos cuando escuchó la voz de Key en ese estado, reclamarle tan sutilmente, sin lágrimas de por medio y de la forma más cruel y tajante. Había sentido como si, después de haber volado demasiado alto, no se hubiese dado cuenta de que había pasado su límite y rebasado la delgada línea que lo separaba de su zona de bienestar; y para cuando se dio cuenta de ello ya iba cayendo en picada y sin control para estamparse directamente contra el suelo.
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Forgiveness
FanfictionSimplemente, los amigos como ellos no se hacían esas cosas, no se traicionaban.