Siento como el viento me golpea la cara, percibo el calor de su agitado pecho contra mi espalda. Tengo que admitir que me encanta recorrer la carretera en la moto con el tacto de tus manos en mis caderas. La quiero. Callie, mi mujer, con la que quiero compartir el resto de mi vida.
Comenzamos a reírnos de nada en especial. Tomo una curva, y veo un coche a centímetros de nosotros. Un fuerte golpe nos separa y la oigo gritar mi nombre.
Abre los ojos, y solo veo unas paredes blancas, y al médico entrando por la puerta. Estoy en un hospital.
- ¿ Donde esta Callie ? Necesito saber como esta -dije.
- Señor Grigori, su mujer recibió un fuerte golpe. Ha fallecido.
- ! No! No puede estar... -comencé a tartamudear- No puede... Haber... Muerto. -Esas palabras retumbaron en mi cabeza.
Mis ojos empezaron a llenarse de agrias lágrimas. Si ella había muerto, no tenia nada.