Nuestro parque de diversiones.

IV*

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El ambiente se volvió tenso,
La actitud de su madre le preocupaba y las acciones de su ahora padre, la intimidaban.
Por alguna razón que ella desconocía, su padre, desde que tiene memoria, ha sido una persona muy estricta, una persona de la que no podría acercarse con confianza por sus simples actos. Para ella, él sólo ha sido la persona que hace llorar a mamá cada vez que vuelve de trabajar.
Y la última mencionada, era una manta de protección ante cualquier maldad. Desde siempre sonriendo frente a su ella, su hija, intentando ocultar las heridas que muchas personas pero por mayoría su padre, habían causado. No quería que por el estado que tenía, tuviera una mala impresión de ella, y además de una mala impresión, un mal ejemplo.

Tal vez, la idea de preguntar sobre su nacimiento y los sucesos de ello fue algo erróneo, algo en lo que no debiá meterse, pero sus padres nunca se tomaron la molestia de otorgarle el tiempo y explicaciones a las preguntas de su hija, aún cuando ella no debería preguntar, lo hace, ser una niña curiosa no fue una elección que decidió tomar.
Había tantas cosas que se ocultaban, tan poca sinceridad y confianza entre todos, y eso hasta la infante lo había notado.

Sin embargo, el estado de sus padres no la hicieron cambiar de opinión, y haría lo que pudiera a su alcance para lograr saberlo.
Y lo hizo, encontrar los papeles personales de mamá no fue tan difícil como pensaba. Tenía muchas cosas que le pasaban por la cabeza.

Intentando llegar a una conclusión por el instantáneo cambio de ambiente, que hace unos momentos estaba totalmente tranquilo, algo poco común pero de lo que se acostumbró.
Y no es la primera vez que pasa, es como si, de alguna manera ella fuera la culpable de las peleas que ocurrían en casa, o eso era lo que pensaba.
Ante la búsqueda del día en que llegó al mundo, miró a alguien entrar al cuarto donde ella se situaba.
Su madre la miraba tranquila creyendo que hizo alguna travesura por el montón de papeles que la pequeña dejó en el suelo. Pero cuando miró lo que decían los papeles, su expresión pasó a estar sorprendida.

–Oh mi niña, ¿Haciendo desorden otra vez? ¿Sabías que estos papeles son importantes?- No sabía ni por donde levantar primero, el montón que tenía la pequeña era exagerado.

–Mis apellidos son raros– Habló algo bajo, volumen el cual estaban acostumbrados los padres a escuchar en ella.

–¿Raros?

–El tuyo es lindo, el de papá también. Se ven lindos juntos.

–Lo sé mi niña.

–Estos papeles que tú y papá guardan tienen palabras bien feas.

–Lo sé, son complicadas.

–¿Por qué tengo el apellido de mami y no de papá?

A veces, la madre deseaba poder responder a todas sus preguntas, pero ella pensaba que su niña era demasiado pequeña para que lo entendiera.
Pensaba.
Y, el hecho de que su hija la llamara con diminutivo "mami" y a su padre no, es porque él se lo prohibió. La primera vez que ella se lo dijo, él sólo comenzó a gritar "¡Antes muerto a que tú me hablándome así!"
A lo cual no entendió, o esa era lo que la niña quería que creyeran. Mientras, en ese día, la madre se la pasó junto a su hija toda la tarde, intentado quitarle ese recuerdo de la mente.

–...Tal vez, no alcanzaste a que pusieran el apellido de tu padre.

–¿Eso pasa?

–Si, sucede muy seguido. Hay veces que se pelean por los apellidos, y tu padre y yo no alcanzamos a ponerte el de él, sólo el mío- Otra mentira más. Otra de tantas en las últimas semanas, pero ella no tenía porqué saberlo. Le lastimaba tener que mentirle y mentirse a si misma.

–Mami...

–¿Si, mi niña?

–¿Puedo tener dos papás?– La pregunta le pareció en cierta parte graciosa, y no pudo evitar soltar una risa por el comentario tan inesperado de su hija.

–Claro que no mi niña, sólo uno.

–¿Por qué tengo el apellido de mami y no de papi?– ¿"Papi"?, al parecer, la última charla que tuvieron sobre eso, que fue hace mucho, porque, ¿Enserio olvidó que no debe llamarlo así?

–Hija, te lo acabo de explicar.

–Es que no entiendo.

–No alcanzaste a tener su apellido, no lo apuntaron cuando naciste.
Además, ya sabes que a tu padre no le gusta que le digas de esa manera.

–¿ "Papi" ?

–Si, así.

–¿A mi verdadero papi tampoco le gusta que le diga así?

–¿ "Verdadero" ?

–Bueno, ¿Por qué tengo el apellido de mami y no de el señor Ian?

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