Prólogo

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    Llaman a la puerta, creo que he vuelto a despertar a mi madre.

- ¿Te encuentras bien Paula? - Pregunta mi madre asustada, pero quizás no como antes, supongo que ya estará acostumbrada a que la levante todas las noches con mis gritos.

Yo solo puedo asentir con la cabeza, no tengo muchas ganas de hablar. después de estar un tiempo con la mirada perdida me tumbo de nuevo en la cama, ya que me había incorporado, y mi madre se sienta a mi lado y me acaricia la frente mojada de sudor.

- ¿Otra vez papa, cielo?- Pregunta ella

Y vuelvo a asentir. Sin poder controlarlo mas, rompo a llorar, en un abrir y cerrar de ojos, me encuentro entre los brazos de mi madre, y no peleo por zafarme de ellos, me siento protegida y agradezco sentir esta sensación.


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Mi historia empieza el 23 de abril de 1999, un día con un tiempo muy bueno, una mujer morena, alta e inocente, llamada Marisa, estaba de camino al hospital, ya que iba a traer al mundo a una niña, a mi.

Pero eso no importa, cuando hablo de mi historia hablo desde que tengo dos años. A esta edad mi padre tuvo que dejar Madrid (donde vivíamos) para marcharse a Nueva York, por trabajo. Para el su vida siempre había sido el trabajo, y puede que también para mi madre y para mi, ya que no eran épocas muy buenas y nos manteníamos con el sueldo que le daban a mi padre. Pero yo era feliz, tenia amor y felicidad, y con eso me valía. Cuando mi padre se fue mi madre y yo nos quedamos muy tristes pero aun así no nos rendimos, a parte a mi no me afectó mucho porque no había pasado demasiado tiempo con mi padre, Juan Antonio, debido a su continuo trabajo. Cuando tenía seis años me dijeron que volvería muy pronto, y así fue. Llego el día de ir al aeropuerto a recogerlo. Mi impresión fue grande, nunca había ido al aeropuerto y la verdad me gusto bastante. Iba muy emocionada porque en los últimos meses había hablado mucho con mi padre por teléfono.

Llegó el avión y de el bajaban cantidad de personas, una mujer mayor, rubia, quemada por el sol, venía con dos maletas y se reía mientras hablaba por teléfono. También bajaba una chica que corría a los brazos de un chico y se fundían en un abrazo. Así bajaron muchas personas menos mi padre, mire a mi madre que estaba tan extrañada como yo, al darse cuenta que la miraba solo sonrío y me dijo que esperáramos al siguiente.

Estuvimos tres días consecutivos yendo al aeropuerto hasta que mi madre se enteró que mi padre había fallecido, cosa que no me dijo hasta que tuve diez años, por el momento me lo ocultó diciendo que mi padre debía quedarse allí mas tiempo. Me lo creí.


El problema es que cuando me lo dijo no puede dejar de pensar en ello, y me puse muy triste porque había llegado a quererlo mucho, ya que en su viaje siempre que tenia un hueco me llamaba y me lo había pasado muy bien hablando con el.

Lo malo empezó por la noches, empecé a soñar diversos sueños en los que parecía el, o sonaba su voz, etc...  . Hasta que un día soñé uno que a mi subconsciente pare que le gusto, porque llevo seis años soñando el mismo sueño.

Y ese es el que hace que levante a mi madre con chillidos, de angustia y agobio, el que no duerma mas en toda la noche, el que me asusta.

El sueño consiste en un pasillo negro al fondo, sin decoraciones, salvo un jarrón de rosas rojas, en perfecto estado, a diferencia de la sala, y con baldosas blancas y negras, todo esta muy sucio y entonces suena una melodía, bonita pero escalofriante, y del agujero negro que es el fondo empieza a salir una silueta de un hombre, y no puedo diferenciar quien es. Todo esto acompañado de pasos que suenan como si hubiera eco, cada un suena seco, en compas, como si llevaran un ritmo aburrido. Este hombre se acerca y empiezo a distinguirle las facciones de la cara y me percato de que es mi padre, que anda en línea recta hacia mi. Parece que no tiene pensado para así que intento avisarle de que estoy aquí, pero no puedo moverme ni hablar, y el no para de nada, entonces me agobio mucho y me levanto bañada en sudor y con mi madre al lado, que acude en mi ayuda todas las noches.






El ultimo pétaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora