The rouse noirs

El inicio de la locura

-Feliz Cumpleaños a ti, Feliz cumpleaños a ti- Esto fue lo primero que hoy escucho, hoy es mi cumpleaños, vi a mi familia reunida comiendo pastel, yo no podía comer a los internos de un hospital psiquiatra no nos permiten comer azúcar, dicen que nos altera.

-¡Feliz cumpleaños!- Dijo mi compañero Manuel- No sabía que hoy era tu cumpleaños soy nuevo, no se tu nombre aun- el pregunto pero mi cara parecía algo enojada., él se disculpó, yo le dije que no había ningún problema es solo que hace tiempo a nadie le había hablado sobre mi pasado.

-Soy Miguel Alejandro Muñoz Arreola. Hace mucho que estoy solo, desde que me di cuenta que no puedes confiar en nadie- Él se quedó callado no supo que decir fue cuando le pregunte-¿Por qué te internaron?- él me dijo que veía gente muerta y cosas por el estilo, yo solté una risa pequeña, y le dije- Valla hoy en di a cualquiera es considerado un loco- él se ríe y me pregunta que por que esta yo aquí en el este hospital. Le conteste – ¿Quieres saber mi historia?-reí- bien te la contare, no tengo nada que perder además será divertido recordar lo que viví, o mejor dicho, lo que vivimos- después de esta frase el quedo impactado.

Él no sabía aun mi problema, por qué llevaba tanto tiempo en el hospital sin tener ningún avance.

Manual dijo- De acuerdo cuéntenme su historia- lo digo en un tono medio burlón- quiero saber por qué estás aquí- Le dije que empezare contando como fue que todo comenzó.

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Yo apenas tenía cuatro años iba en el kínder cuando un profesor de educación física, me hizo enfadar en mi mente escuche una voz que me decía- Que patético, dejas que un humano te trate así, creí que eras diferente a todos esos humanos-. Fue cuando le grite al profesor y desde ese día él me puso retos as difícil que a los demás, aun así supere todos y cada uno de esos retos. Al terminar el kínder, me pregunte que había sido esa voz, que una vez escuche. Entrando a la primaria volví a escuchar esa voz- Valla que bonita primaria, toda vieja igual que los maestros, todos viejos y decrépitos-se rió.

Le pregunte cuál era su nombre me respondió que su nombre no importaba pero que me lo diría. Me dijo – Humano mi nombre no es algo importante, pero creo que debes saber el nombre de la persona que esta, o mejor dicho, que te destruirá- se rio malvadamente- Me llamo: Von Alexander Creck Muñoz, si soy algo así como un primo muy lejano de ti- la verdad pasaba el tiempo y nunca le daba importancia a lo que él hacía o decía. Un día estábamos discutiendo, fue una gran discusión, yo solo tenía 7 años pero aun así luche y grite como nunca, él estaba gritando cuando escucho una voz que decía- Quieto no lo molestes, Creck, Muñoz, dejen de pelear parecen perros- no entendía por qué pero cuando alguien me llamaba perro o en su defecto canino, yo me enfadaba. El grito que escuche hizo que Alexander parara y se tranquilizara, aquella voz l seguí escuchando. En varios sueños, soñé un gato negro que poseía esa voz, me decía lo que al día siguiente ocurriría.

Un día los tres discutíamos fue cuando grite:

-Von Alexander ya cállate, y tu dime quien eres- El sujeto se rio, me llamo- Muñoz no sabes quién soy, yo soy el dolor y la destrucción, el caos y el odio, yo soy: Paladín Alejandro Colmillo D'vinci Muñoz, tu peor pesadilla, ahora tiembla- su voz cambio ahora sonaba terrorífica- Inútil humano no eres digno ni siquiera de mi presencia eres solamente un pequeño niño berrinchudo, hijito de papi- mientras más hablaba su voz se volvía más aterradora- tu sola presencia me da nauseas, eres peor que bazofia, menos que nada, mejor deja que nosotros hagamos el trabajo, aléjate de aquí, déjanos el cuerpo. No deberíamos estar sometidos por un poder tan débil, por un mortal humano-

Después de aquella pelea las cosas cambiaron, ellos y yo peleamos por el control del cuerpo, si yo tenía el cuerpo era muy dulce y tierno, si Alexander se apoderaba de él era muy carismático pero molestaba a todos a su alrededor, Colmillo, el si no debía tener el cuerpo, atacaba física, verbal, mental y psicológicamente. Eran muy raros y cortos lo momentos en lo que podía tener mi cuerpo, tenían razón, era muy débil solo era un humano.

Nuestras peleas cada día se volvían más frecuentes casi pierdo el control en numerosas ocasiones, mi mente era un caos. En esas peleas, un día estaba muy triste, casi llorando cuando, oí una hermosa voz, una dulce y angelical voz, me dijo- Mickey no llores, no me gusta verte llorar así soy, la Condesa Ingrid Dakota Alexa del Rio Altamirano Muñoz de Keninaford II, pero puedes llamarme solo por Dakota- ella sonrió y...
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-No tenía un nombre más corto- Manuel interrumpió en un tono sarcástico.

-Daki- así es como le dijo yo de cariño- dice que su nombre completo había sido suprimido, y solo quedo con eso, le falta la mitad- conteste- bueno sigamos con la historia, ¿Dónde me quede?-

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Daki sonrió y me dijo- Mickey no debes sentirte mal eres un ser poderoso, aun no descubres tus habilidades pero muy pronto lo harás-. Colmillo lentamente se iba acercando con Alexander, lo sé porque se oían sus risas cada vez más fuerte. Los cuatro discutimos, fue una gran discusión, al final el cuerpo se quedó sin alma y solo se escuchó- Necros- que significa "muertos" en latín. La discusión tomo un rumbo muy raro ya que el cuerpo empezó a moverse solo, atacaba a todos y nosotros seguíamos discutiendo, al final el cuerpo estaba solo e la Unidad Habitacional Militar "La Vergel", el cuerpo estaba tirado en el piso después de haber perdido el conocimiento. Yo me encontraba mal, me dolía todo mi cuerpo y apenas pude reaccionar.

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Fue raro en ese momento Manuel actuó como si fuese normal lo que me había pasado.

-No pareces sorprendido- dije

-Es que ya había escuchado una historia así- respondió

-Hora de comer- grito una enfermera.

Manuel y yo salimospara comer él y yo comeríamos con mi familia ya que hoy es mi cumpleaños yvinieron a verme.