Una suave brisa se podía sentir en aquel lugar, el color grisáceo del cielo acompañado de la lluvia daban un buen toque a la escena. Gotas cayendo y golpeando las ventanas de aquella habitación hacían una muy agradable melodía para el vampiro. La tranquilidad reinaba en aquel solitario lugar, donde los restos de polvo yacían por todos los rincones del mismo. Gotas caían por encima del rostro del blondo, más ésta vez no se trataba de la lluvia; eran lágrimas de aquel. Lágrimas que representaban el triste dolor que aquel sentía por no ser más un humano, un humano con el que tal vez Yuichiro podría pasar el resto de sus días.
-¡Mika! Por fin he llegado.- La razón de su llanto por fin había llegado. Aquel azabache que mostraba siempre una gran sonrisa estaba presente. Más este no quería que le viera llorando, por lo cual solo quedó de espaldas frente a aquel en total silencio, con el propósito de que este pensara que se encontraba durmiendo o algo parecido.-¡Hey Mika! Que mal educado eres. ¿Acaso esa es la forma de recibir a tu querida familia? No trates de fingir conmigo porque...- Un sollozo se había escapado de aquel, haciendo que el ojiesmeralda se percartara de lo que en realidad pasaba.-Mika, ¿Podrías decirme que es lo que en realidad pasa?- No era tan idiota para no darse cuenta que aquel llevaba días en la misma situación, llorando en total silencio. Esto no hacía más que ponerle triste de cierta manera al menor, pues pensaba que estaba haciendo algo mal...algo que le afectaba a aquel.
Por otra parte, el vampiro seguía sin darle una respuesta a aquél, dejando escapar unos sollozos más. Lo único que quería era desaparecer en aquel momento y dejar a Yuu en paz para que éste pudiera disfrutar de sus días, sin tener al mayor como una carga más.
-Vaya, así que no piensas responder.-Insistió el menor, pareciera ser que en verdad quería saber que era lo que en verdad pasaba...pero no quería molestarle con sus estúpidos pensamientos.-Joder Mika, no puedes tenerme así para siempre, ¿Acaso creés que no me importa lo que te pasa? Que equivocado estás... Pero bien, respetaré tu decisión si no me quieres contar qué diablos pasa.- Ahora éste se encontraba frente al ojicarmín, un tanto molesto por la frustración que sentía al no poder ayudar a su preciada 'familia'. Parecía ser que aquel no pararía de hablar hasta que el vampiro le contara todo.-Mika enserio, necesito saber qué te pasa porque en verdad...- Las inútiles suplicas del menor fueron interrumpidas por el mayor, quien sin pensarlo dos veces se acercó a este solo para besarle, no de una manera común... Ésta vez era diferente, podría transmitir todos sus sentimientos a través de aquel beso. ¿En verdad era un beso lleno de amor o solo un impulso para que aquél se callara? ¡Era obvio que aquello era un acto lleno de amor! Las mejillas del azabache estaban teñidas en un leve tono rojizo, mientras que su cuerpo estaba completamente inmóvil, le era imposible pensar con claridad.
-Yuu-Chan, te amo. Y esto lo haré solo por tu bien.-Las últimas y únicas palabras que pudo decir aquel vampiro antes de cruzar la puerta de aquella habitación con lágrimas aún en sus ojos. No tenía fuerzas para hacer aquello, pero quisiera o no tendría que hacerlo; todo por el bien de Yuu.
Es que por fin había captado la situación el ojiesmeralda quien se encontraba sin aún poder mover ni un solo músculo. 'Yuu-chan, te amo.' las únicas palabras que resonaban una y otra vez en su mente.-¡Mika!- fue lo último que pudo decir antes de correr detrás de él con la intención de detenerle y dejar en claro de una buena vez sus sentimientos. Esperando que no fuera tarde esta seguía corriendo por los pasillos de aquel lugar, sintiendo su respiración agitada y a la vez los nervios que poco a poco se apoderaban de su cuerpo.
-Mika yo...también te amo. No debes ser tan egoísta, ¿Por qué no piensas en mi? ¿Crees que sería feliz sin ti a mi lado?- Reprochó el azabache teniéndole por fin en frente al vampiro. Las lágrimas caían una tras otra por encima de su rostro. No quería que aquel se alejara, en verdad lo necesitaba a su lado, ¿Qué acaso no podía entender cómo se sentía aquel en ese preciso momento?
Sin obtener alguna respuesta por parte del mayor, el azabache corrió hasta aquel, abrazándole y aferrándose como si fuera solo él en el mundo.-Idiota, no te vayas.- Dijo finalmente entre sollozos, suplicando una vez más para que éste entendiera sus verdaderos sentimientos.
-No lo haré Yuu.-Respondió el rubio sin más, mostrando una dulce sonrisa entre sus labios. Sin duda no podría vivir sin aquel, él era todo su mundo, lo único por lo que aún se mantenía con vida.