De humor y voluntad inestable, Piscis se deja convencer y manejar con facilidad, ya sea por pereza o despreocupación o por evitar responsabilizarse de sus actos. Este signo además se deja llevar por caprichos y decisiones efímeras. Dotado de una gran fantasía, el escurridizo Piscis se refugia en los mundos que inventa para huir de la realidad cuando esta le resulta demasiado estrecha para sus ansias de infinito.