2.La maleta

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Vaya, cuantos recuerdos había dejado atrás, todos los años viviendo con Dylan, mis padres, mis amigos.. absolutamente dejaba todo en el pasado; aunque, no es tan bueno pensar en el pasado, hay recuerdos que es mejor borrar de tu memoria, no digo que mi relación con Dylan la olvidaría de inmediato, pero el sabía de las consecuencias de sus actos, él mismo se cavó su propia tumba. Vamos, ya no te puedes deprimir, no en este momento, él ya no estará más en tu vida... escuchaba esas voces resonar en mi cabeza, tal vez me estaba volviendo loca, o tal vez siempre lo estuve; nunca lo sabré. 

-Hija mía cuanto tiempo sin verte, mírate ya eres toda una mujer- ahí estaba mi tía, podía ver que era ella ya que usaba el mismo color rojo intenso en sus labios; y, por supuesto, ese perfume que me recordaba mi niñez cuando iba al campo con mi padre, que bellos recuerdos. La abrasé, al parecer había subido de peso, eso siempre la desanimaba ya que siempre sufrió por eso. A ella siempre le gustaba llamar la atención a cada lugar que iba con trajes muy extravagantes, y claro; los sombreros no podían faltar, son parte esencial de su vestimenta además del color rojo exagerado en sus labios, aún así era la única persona que tengo en estos momentos, así que, como no apreciarla.

-Hola tía, se ve preciosa- Esas simples palabras alegraron su día; se veía tan feliz, desde hace tiempo no la veía ta feliz, siempre se encontraba decaída por no encontrar el amor que la acompañara en noches cálidas y quisiera, siempre quiso formar una familia. Pude notar en sus muñecas unas cortadas, claramente sabía lo que significaba pero quise evitar la intriga, quería que me tuviera la suficiente confianza para contármelo; y aunque nada es excusa para que alguien se corte, ella había pasado por muchos malos momentos, no lo hubiera pensado de ella, de todos menos de ella, me deprimí.

-Entonces... tía..- Estaba nerviosa, no pude evitar lo de sus muñecas, y además pude notar cicatrices en su cuello; vaya, ella sí que necesitaba ayuda.-Yo.. sólo quería agradecerle por lo que usted está haciendo por mi.- mientras avanzamos por lo eternos pasillos del aeropuerto me sentía muy agitada, como si energía negativa hiciera que me cansara; era algo muy extraño. Lo ignoré.

-No hay de qué, sabes que eres la única familia viva que tengo y te quiero.- Su cara se enrojeció y sus ojos se veían tristes y rojos, todo era mi culpa por mis tontas conversaciones, me sentía muy mal por lo sucedido y lo único que se me ocurrió hacer fue abrazarla e inclinar un poco mi cabeza junto a la suya. Aunque era una persona algo engreída, era mi tía y la quería. Volví a sentir la misma sensación y no pude evitar recostarme en una pared, mi tía se preocupó y estaba llamando una ambulancia; no dejaba de exagerar. Me levanté y volví a agarrar mis maletas, de alguna manera tendría que adivinar que era lo que me pasaba no era normal.

-Ahí está la camioneta- Una camioneta rosa, quién lo hubiera pensado. Puse mis maletas en la parte trasera de la camioneta y le propuse a mi tía que yo manejara; ella aceptó. Me puse el cinturón, acomodé el retrovisor y estrujé el volante, arranqué. Recordaba las calles, mi tía no dejaba de hablar; es lo que más me desesperaba de ella, en cualquier momento te trata de humillar y criticar lo que haces,¿a quién no le desespera eso?, mientras más hablaba yo más le subía a la música, elevaba su voz para desesperarme y de pronto una voz salió de mí: -''Puedes callarte de una maldita vez''. Nos quedamos viendo una a la otra, en ese momento se me travesó una anciana, la pude esquivar y casi ocasionaba un choque,¿quién rayos cruza la calle en la noche para ir hacia la nada?, eso parecía hecho a propósito, aunque sabía que no lo era.

-La-lamento desesperarte, es sólo que hace mucho que no te veía y eso hizo que hablara de más.-Pude ver su rostro reflejando tristeza y como miraba hacia abajo;sonreí y le dije que no era su culpa, había pasado demasiadas emociones fuertes hace sólo unas horas y eso hizo que explotara. Me sentía muy avergonzada. El camino a su casa fue tan incómodo, ni una sola palabra, más que las direcciones que ella me daba de llegar a su casa y a pesar de que tenía gps, nadie mejor que ella misma para reconocer su camino a casa. Llegamos a su casa y no pude evitar sentirme feliz.

-¡Su casa es hermosa!-Salí del auto y lo primero que hice fue ir a los viejos columpios que solía usar de niña, estaban algo oxidados por el tiempo y rechinaban fuertemente;mientras más avanzaba en ellos sentía que estaban algo flojos, en un instante se salió de un lado y caí directamente en el lodo, estaba tan avergonzada, afortunadamente no había vecinos y nadie me vio sólo mi tía que como siempre exagerando la situación llegó a levantarme y decirme que si estaba bien, yo sólo me levanté y solté una carcajada, mi tía sólo se rió; era lo que me decía que ya debía madurar.

Llevé mis maletas adentro de la casa; justo como la recordaba, gigante y con un estilo vintage, ¡me encantaba!, me dirigí a ver los cuadros, en la mayoría salía yo, mi tía me llevó al segundo piso donde se encontraba mi cuarto, la cama era algo chica pero me acostumbraría. Me mostró el baño y dónde se encontraban las toalla ya que me encontraba sucia por lo de los columpios. Me sugirió que desempacara después de bañarme y ella me ayudaría; acepté, me entregó una bata que yo usaba, ahora me quedaba como camisón, tenía los mismos dibujos de siempre, mi caricatura favorita: las chicas superpoderosas, mi tía solía decirme que era idéntica a bellota, sólo que con el pelo largo y con los mismos ojos verdes. Entré al baño y me vi en el espejo, me veía asquerosa por el lodo, sólo a mi se me ocurre subirme a esos columpios. Sentí que alguien tocaba mi hombro,voltee inmediatamente y no logre ver a nadie; tal vez me estaba volviendo loca. Me quité la ropa y me metí en la bañera, estaba tibia;  justo como me gustaba, mientras me ponía el shampoo no pude evitar sentir escalofríos y una presencia, no era de las personas que creía en lo paranormal pero ya me hacía dudar, sólo me repetía en mi mente: ''basta, sólo tu te estás inventando todas estas situaciones, sólo tu estás en este cuarto'', me moría de miedo pero tenía que se fuerte por mi tía ya que ella no se encontraba muy bien. Terminé de bañarme y al salir resbalé, - ''mierda'', me había golpeado fuertemente en la nuca y eso había ocasionado que me sangrara la nariz, sólo esperaba que se me pasara rápido para que mi tía no me viera y armara un escándalo, ella era así. Me vestí y efectivamente dejó de sangrar, me sentía feliz.

-Te ayudo a desempacar- ya estaba mi tía ahí, no pude evitar pensar lo del baño, claramente ella no pudo haber sido ya que había cerrado con seguro el baño, además mi tía no estaba tan loca como para hacer eso. Mientras ella iba sacando ropa yo la iba acomodando en los cajones,así terminaríamos muy rápido, sólo faltaba una maleta y mi tía y yo nos sentíamos aliviadas; al abrir la maleta me espanté y al retroceder me resbalé, y como no quería que pasara me volvió a escurrir sangre de la nariz, así que fui por un poco de papel al baño, mi tía se encontraba muy preocupada.No podía creer lo que había dentro de la maleta, ¿como rayos había llegado ahí?.


El recuerdo de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora