Los mares de Jun'Dur (Capitulo Unico)

49 1 1
                                    

"Los mares de Jun'dur"

Pase navegando los últimos 10 años de mi vida.  Los grandes mares sureños de la región, desde niño me habrán parecido como grandes ancestros imponentes y benevolentes. Tanto que en mi locura he llegado a decir que soy el apadrinado de aquellos mares impetuosos.

Aun así, todos estos años amándoles como a mi desdichada tía (que ya no fue más que mera comida carroñera de unos cuantos cuervos hambrientos), y nunca fui recibido apropiadamente en su ego impetuoso. Pues esta es la tercera tripulación que navegan por los inexplorados lares proclamados Jun'dur, que si no mal recuerdo, en algún poblado un nativo de piel rojiza y tartamudo me llegó a decir, "Temed a Jun'dur, el mar de los hundidos..."

¡Ja! Llevo 10 años restregándome eso en la cara. Aun recuerdo cuando este mar maldito se tragó a mi primer navío. ¡La imponente Naga de Trumultus! Fabricada en maderas finas y recubierta con una poderosa coraza de metal viviente. Fue tan solo un chiste que me costó unas cuantas monedas de oro. ¡Claro, estafando a algunos mafiosos idiotas de los puertos de Ilua cuando tenía  solo 20 años!

De alguna manera llegue solo a la costa de Ilua de 60 tripulantes que abordaron al Naga. Un milagro molesto que no me dejo morir con mi hermoso navío. ¡Que amor más cruel es vivir sin ti, mi hermosa "Naga de Trumultus"! (Al día de hoy, aun conservo el timón colgado en mi cuarto de trofeos).

Pasaron cerca de 5 años para que terminara la construcción de mi nuevo navío, "El cuervo de Xaratun", un gigantesco navío hecho con el mejor acero de todo el imperio, y con un cuervo imponente de cuatro metros que adornaba la proa. Cualquiera que observara a aquel cuervo, pensaría que este le mira atento, esperando su cadáver para la cena (Suficiente para motivar a aquella tripulación barata). Me prepare con nuevas cartas de navegación bastante caras, y el mito de islas sin dueño cruzando Jun'dur.

El inicio de aquella travesía hacia los agónicos y lúgubres mares de Jun'dur, paso a ser una masacre más, en la que por la maldita desgracia o quizás por burla de los dioses, fui el único sobreviviente. El cuervo de plata de casi cuatro metros vino conmigo a la orilla junto con el timón. Las cartas de navegación habían desaparecido y junto con las olas, llegaban los estropajos que hace tan solo unas horas vistieron a mi tripulación.

Aquellos momentos que debieron ser de melancolía, se volvieron ira y desesperación. Todo mis ser era una sensación extraña. Me levante de aquella costa de manera rápida y tosca, al anochecer el imponente cuervo había dejado de existir para volverse una suntuosa bolsa llena de monedas de oro de los barrios norteños de la ciudad de Xaetis. Ahí empezó mi guerra y a la vez sonaba las bélicas trompetas mientras en lo más profundo del astillero de Ilua, los látigos y los martillos suenan.

Hace tan solo un par de días, buscando nuevas cartas de navegación, me encontré con algo bastante peculiar. Era un libro de funda extraña y rasposa, no parecía piel o algo que yo conociera, puede que haya sido impreso del otro lado del continente rojo más allá del Mar Kala al oeste del puerto. Su nombre es el Necronomicon de una tal Abdul Alhazred (un nombre bastante extraño, y que no coincidía con nada parecido a las distintas culturas que he conocido por todo el continente), es un libro en blanco que pude haber tirado a la basura desde hace tiempo, pero entre sus hojas vacías tenia aquella carta que he estado buscando desde que mi Naga se hundió. Al parecer alguien ya había ganado la guerra contra los malditos mares de Jun'dur hace mas de 150 años. En el mapa se podía apreciar  un gran conjunto de islas de forma extraña, puede que igual o más grande que la capital imperial. Contraté inmediatamente a 50 tripulantes y conseguí varios contratistas y unos cuantos ingenieros para tener el barco listo dentro de 2 semanas, y así fue.

El 19 de junio del año 6 de la dinastía Kazabur. "La condena de Jun'dur" alzo anclas del puerto de Ilua, siendo despedidos los 51 tripulantes de la imponente nave solo por los ingenieros, orgullosos de su obra maestra. Hoy es exactamente el 21 de junio, y empiezo a narrar esto con mi rostro de desprecio y descaro, pues frente a mi esta mi imponente enemigo. ¡La razón del nombre de mi palacio flotante!

Sin embargo, hoy es distinto, las aguas... están demasiado tranquilas. Lo suficiente como para alterarme después de lo acontecido los últimos 10 años. Solo que a lo lejos puedo ver algo, pareciese tierra firme, pero mi instinto como marinero me dice lo contrario. Aquello era un gran túmulo de rocas negras y lo que pareciesen estructuras iluminadas de colores poco comunes... o quizás inexistentes.

Pasaron tan solo 10 minutos, para que la llamada a las armas empezara a sonar, aquellas cosas de cuerpos deformes y terribles garras se abalanzaban contra mi palacio flotante. No tenían cabeza, sus cuerpos eran tan duros como para hacer rebotar las balas de una metralleta, la mayoría daba a aparecer a la complexión de un ave extraña, cubierta de decenas de ojos y varias bocas en el pecho. Mire detrás de mío y no hay más que los cadáveres de mis hombres. Cuando suenan algunos quejidos, inmediatamente corren aquellas cosas a devorarlos y silenciarlos por la eternidad, dejando como único rastro de la existencia de los devorados, una grotesca obra de arte compuesta con sus órganos desparramados.

Tomé el Necronomicon, y salí de mi camarote forzando la puerta y empujando algunos cuerpos desparramados al pie de esta. Cada uno de ellos, con sus mas de 10 ojos me observa detenidamente, de sus deformes extremidades que asemejan alas, pareciese como si cargaran un par de tentáculos grotescos que excretaban un liquido amarillento que al contacto con la madera del barco tomaba un aspecto similar al moho y un olor similar al acre.

Escribo sobre aquellas páginas vacías, viendo como soy ignorado por aquellos monstruos mientras susurran cosas entre ellos. Frente a mí se encuentra ya aquella isla terrible, solo para darme cuenta que mi odio irracional no fue nada, pues ya estoy en la única y verdadera ciudadela azul, la verdadera Kazabur, donde los dioses nunca descansan... O eso dicen los Ferhlas.

NOTA A LA CADDI (CENTRAL DE LA AGENGIA DE DETECTIVES IMPERIALES):

"Hojas encontradas en las costas de Ilua el 28 de junio del año en curso. La desaparición del señor Karvel Netremoth, se empieza a atribuir a un suicidio colectivo dado a la gran imaginación de este y su tripulación. El señor Karvel era investigado desde hace 7 años cuando el navío "Naga de Trumultus" desapareció en el mar de Jun'dur siendo este el único sobreviviente, seguido con el mismo caso con el "Cuervo de Xaratun". Hasta el momento, en un trabajo conjunto con la ADD No 13 de Ilua, no se ha encontrado más información.

Caso 112309XJ

Agencia de detectives No 34 del Sector Norte de Xaetis"



Los mares de Jun'durDonde viven las historias. Descúbrelo ahora