Capítulo 1.

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Tocó el timbre anunciando la hora del almuerzo, me levanté del asiento y dirigí mi vista hacia la puerta donde se encontraban mis dos mejores amigas entonces caminé hacia ellas y ambas me sonrieron.
Mi objetivo era salir del aula, exacto ERA. Hoy es lunes de comida italiana y como consecuencia siempre se terminaba muy rápido y aparte puedes pedir doble porción, esa es una de las pocas razones por la cual me gustan los lunes. En fin, el punto es que mi objetivo fue misión fallida por culpa de la profesora Smith, Veronica Smith. Siempre nos pide que la llamemos "señorita" y no "profesora" o "señora" (por lo que tengo a entender aún no se ha casado y debe de tener unos treinta y tantos años). Ella siempre tiene algo en mi contra, no hay día en que le falte el respeto.
Tal vez no tuvo muy buena convivencia con uno de mis hermanos mayores pero eso no le da el derecho de desquitarse conmigo.
También, en cierto modo, es mi culpa el que me trate de esa manera: le respondo de una forma, que dicen, que "no es adecuado en una señorita". También le digo que si no me soporta o no le gusta su trabajo existe una acción llamada "JUBILACIÓN" y, sobretodo, siempre le recalco que se consiga un novio o algo, tan siquiera un novio virtual ¿no?
— Señorita McCorald necesito hablar con usted— dijo mi profesora con un tono de molestia y burla, ¿es posible eso?
— Ya que—contesté de mala gana— En un momento voy chicas. ¡Me apartan un plato de spaghetti a la boloñesa! ¡Oh! Y cuatro rebanadas de pizza— les grité en tono infantil a mis amigas como modo de despedida, ellas, en cambio, rieron por mi inmadurez y se fueron, y como resultado solo nos quedamos la SEÑORITA Smith y yo.
—¿No cree que es mucha harina— cuestionó levantando una ceja, incrédula.
—¿Qué quiere?
— No me conteste así. Quiero hablar con usted por su comportamiento, aunque su nivel académico no sea tan malo como si actitud. Es igualita a su hermano William— rodeé los ojos.
— Will, su nombre es Will, no William. ¿Sólo me llamó para eso, para comparar mi actitud con mis calificaciones? ¿Es eso?— pregunté con molestia.
— No, la llamé para hacerte una advertencia.
—¿De mis calificaciones?
— No exactamente.
— Y entonces si no es por mi nivel académico ¿qué quiere?— insistí.
— Quiero advertirle, ya le dije. Y comentarle que también estuve hablando con el director y demás maestros... Y déjame decirte que es agradable que todos ellos estén de acuerdo conmigo...— al instante comencé a preocuparme, mis padres se decepcionarían más de lo que ya están.
—¿De qué está hablando?— cuestioné con miedo.
— Me refiero a que si vuelves a faltar el respeto a mi o a otro profesor llamaremos a tus padres y simplemente quedarás suspendida durante la semana de exámenes por lo que significa que no presentarás dichas pruebas y-
—¡¿Me está amenazando?!— la interrumpí. ¿Desde cuándo los maestros tienes derecho de amenazar a los alumnos?
— No, no es amenaza, es una advertencia— recalcó. Esto es malo porque significaría que reprobaría todos los exámenes de todas las materias y mis notas bajarían demasiado.— Así que tendrá que ser una "niña" buena, no tiene otra opción— listo, estoy furiosa.
—¿Sabe una cosa? No lo haré y mucho menos le haré caso a sus amenazas. Usted es una loca histérica y yo soy así, porque así nací y no cambiaré jamás solo para complacerlos ¡¿me entendió?!— salí de ahí antes de que pudiera contestarme.

Al llegar a la cafetería vi a Savannah y Jade, mis dos mejores amigas, quienes sonrieron al verme entrar y que no me habían castigado. Ellas empezaron a mover sus brazos alzándolos al aire como si estuvieran varadas en una isla desierta y en el cielo se escuchan las hélices de un helicóptero, pidiendo ayuda, sí, algo así se veían. Por dicha acción solté una pequeña risa mientras negaba con la cabeza, divertida.
Al acercarme a ellas, ambas comenzaron con un bombardeo de preguntas:
— Shh... ¡Silencio!— se callaron al instante— Bien, solo les diré que me amenazó.
—¿Amenazarte? ¿A ti? ¿Dakotah McCorald amenazada?— Jade abrió sus ojos como platos.
— Lo se, verdad— respondí con un suspiro.
—¿Y qué te dijo?— nuevamente suspiré y contesté.
— Dijo que ya no podía contestar groseramente a los profesores, incluyéndola, y que si lo hacía quedaría suspendida durante la semana de exámenes. Pero lo peor de todo es que el director está de acuerdo con ella. También podrían llamar a mis padres.
—¡¿Qué?! ¿O sea que tendrás que ser una "niña buena"?— exclamó Savannah, que en todo este rato se mantuvo callada.
—¡Já! ¡Hasta crees que cambiaré mi forma de ser solo para complacerla!— respondí burlona.
— Pero tu futuro está literalmente en tus manos, tus calificaciones no son las mejores del instituto pero si no presentas esos exámenes podrías dejar algunas materias— habló nuevamente Savannah. En su rostro se notaba que estaba muy preocupada como si la afectada fuera ella.

Enseguida, otra vez, comencé a preocuparme un poco (quién sabe cuántas veces me he preocupado el día de hoy), porque mis buenas notas era lo único que me salvaba de que siguiera viva ya que mi conducta era pésima y siempre hablan con mi mamá. ¿Y qué hay de papá? Pues él se la pasa la mayor parte del día encerrado en una oficina, así que prácticamente no lo veo.
— Que dirán tus padres...— suspiró Savannah como si supiera que estaba pensando.
— Se decepcionarían de mi, mucho más de lo que están— respondí decaída.
—¡Bien, bien! Esto lo puedes hacer Dakotah, ya verás— sonrió Jade dándome ánimos.— Velo como un reto, ¡sería muy divertido verte actuar como "niña buena"!
Rió Savannah— Es cierto. Eso sería algo interesante ¡nunca antes visto! Y sería muy gracioso. Moriría por verte actuar de esa manera— continuó riéndose.
—¿Se están burlando de mi?— pregunté con molestia.
— Te estamos retando— respondió Jade con tono autoritario.
— De acuerdo, en ese caso acepto el reto.— Estreché las manos con mis amigas y comenzamos a reír.

Enseguida nos dispusimos a comer. Como se los pedí, me entregaron la comida. Ellas, al parecer, empezaron a comer antes.

Definitivamente amo la comida italiana.

Minutos más tarde Jade entabló una nueva conversación:
—¿Supieron que va a entrar un chico nuevo?
—¿A sí?... ¿Y de dónde viene?— cuestionó Savannah. A ella... Digamos que tiene un gran interés en los chicos.
— Ni idea. Pero podría entrar en la clase de Dakotah o en la mía, con eso de que hay "pocos alumnos"— respondió dándole una mordida al pedazo de pizza que le di a ofrecer.
—¿Y cuál es su nombre?— preguntó Savannah intentando ocultar su curiosidad e interés hacia el chico cosa que fracasó.
— Mm... No estoy segura. Creo que empezaba con A... ¿Alejandro? ¿Alexander? Ni idea.
— Pues con que no se meta conmigo estará bien— comenté divertida. Ambas comenzaron a reír y luego me uní a ellas.

Después de nuestro ataque de risas y mucha comida italiana, me dispuse a tirar lo que había quedado de comida en mi plato pero me di cuenta que Jade no se había comido a lo que llaman "orilla de la pizza". La tomé y me le quedé observando unos segundos para dirigir mi vista al bote de basura. Savannah notó que algo pasaba por mi mente:
— Hey, ¿qué tanto piensas?
—¿Quieren apostar amigas mías?— pregunté divertida, alzando una ceja.
—¿Apostar? ¿Qué quieres apostar?— Jade me siguió la corriente.
—¡Oh no! ¡Yo paso! Siempre que apuesto contra ustedes termino perdiendo y la recompensa no es buena— exclamó Savannah negándose a participar.
— Bien, entonces tú no participas— le contestó mi otra amiga, mostrándole la lengua, divertida.
— Apuesto— continúe— a que si logro atinarle a el basurero con este pedazo que sobro de pizza— le mostré el pedazo de pan a Jade quien negó con la cabeza soltando una sonrisa.— me darás 20 dólares y me pasarás las tareas, estemos o no estemos en la misma clase, durante lo que queda de la semana.
—¿Y si no le atinas? No volverás a contestar de mala manera a los profesores, incluso te convertirás en la "niña buena" que todos quieren conocer ¿de acuerdo?
— Vale, está bien.
Calculé la puntería. El basurero no estaba tan lejos, solo a dos mesas de distancia, unos 4 a 6 metros, tal vez menos.

Savannah seguía insistiendo en que esto era una mala idea.
Yo confié en mi puntería, confiaba plenamente en mi puntería.
— Prepara 20 dólares Jade, hoy me encargaron hacer un trabajo para entregar de 5 hojas con problemas razonados aplicando el álgebra, te gustan las matemáticas ¿cierto?
— Aún no cantes victoria, eh. Para que veas que soy buena amiga desde mañana empiezas con tu nueva actitud ¿okay?— respondió con voz chillona e infantil.
— Sigo diciendo que esto terminará muy mal— comentó Savannah, siendo negativa, como siempre.

Comencé a mover mi brazo hacia adelante y hacia atrás para tomar impulso.
Al momento de lanzar, se pudo apreciar como volaba por los aires el pedazo sobrante de la pizza y también como la Señorita Smith caminaba frente al bote de desechos. Y como si fuera mala suerte contra mi, el pedazo de pan chocó contra la cara de la profesora cayéndole justamente en la cara, para ser exactos en el ojo izquierdo.
Al sentir tal impacto contra su rostro, inmediatamente volteó su mirada hacia la dirección donde fue lanzado la pizza, o bueno lo que quedaba de ella, y justo ahí fue cuando nuestras miradas chocaron. Me apuntó con su dedo y moviendo sus labios, sin hacer salir su voz, pronunció: «A la oficina del director, ¡ahora!»
¿Cómo sé que "gritó" la palabra «ahora»? Simple, como dicen, su expresión lo decía todo.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2016 ⏰

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