'La nuit'.

Tu regardes 2/?

 — ¿Hum? — susurró la peliazul, viendo la cercanía de su amante. Embozó una sonrisita, colocando su dedo índice sobre la frente del chico. Lo alejó prudentemente mientras se reía.

— Oh, my Lady. — rió mientras jalaba su brazo para acercarla. Las flores que esta tenía en su mano cayeron al suelo, soltando un centenar de pétalos por doquier. — Anímate, olvida por un momento que eres Ladybug.

Dicho esto, apoyó la mano en la cintura de la chica, haciendo que su cuerpo se moviera al compás del canto de los grillos. Soplaba un vientito suave, el cabello de ambos se movía por la ventisca.

— Voy a confesarte algo. — susurró el rubio, mirando hacia el cielo mientras acurrucaba a su chica contra el pecho.

La chica cedió apoyando suavemente su cabeza en él. Escuchaba el suave latido de su corazón y profundamente, un ronroneo.

— Cada mañana que me despierto pienso en ti. —Musitó, apoyando el mentón sobre la cabeza de la peliazul. — siempre me pregunté porqué tus ojos son celestes como el cielo.

Por cada palabra que decía, el corazón le latía más rápido. La apretaba contra sí para gozar de su cercanía.

— My Lady, tienes mi corazón entre tus manos. — tomó las manos de la muchacha y las llevó hasta su izquierda, sintió esos fríos dedos sobre su piel y le dio un gran escalofrío.

Lo separó de un empujón, dejando al chico inconcluso. Se llevó las manos al pecho, haciendo una cuenca mientras miraba hacia abajo. Sentía como le latía el corazón a mil por hora. Miró a Chatnoir con los ojos cristalizados, donde le caían unas cuantas lágrimas haciendo una pequeña franja por las mejillas. Sentía como la fresca brisa le surcaba la piel, erizándola lentamente hasta dejarla como gallina, respiraba jadeante. Jamás había sentido eso por alguien además de su compañero de clases. Era ese exquisito mejunje de sentimientos mezclados entre sí.

Se sentía como si el odio le hubiera dado una sortija de casamiento al amor y estos tuvieran un pequeño hijo que fundamente ese equilibrio, el amor.