Cortas y Aleatorias

Lincántropo Invisible

Todas las mañanas voy en caballo a la plaza del pueblo a comprar unas cuantas frutas, unas rebanadas de pan y manteca de leche de cabra. Siempre llevo mi hacha en mano, ya no se puede confiar con nadie, incluyendo los soldados del rey.

Estaba montando el caballo cuando un soldado me interceptó. Me obligó a mostrarle el bolso. Rebuscó pero no encontro nada que necesitara. Entonces me dijo:
-Váyase, tenga cuidado en la noche hoy es Luna llena. -Sonreí y partí hacia mi casa. Es verdad lo que dijo el soldado hoy es Luna llena y como sabemos el hombre lobo se aparece en busca de sangre. Subiendo la colina pude observar a gente construyendo barreras alrededor de sus hogares. Iba a ser una larga noche. Llegue a mi hogar, afile mi hacha y me senté a comer la rebanada de pan con manteca. Al terminar me sacudí las migajas de mi larga barba blanca y me tome una siesta.

Al despertar ya había caído la noche. Me levanté tome el hacha y me fui a patrullar afuera en la oscuridad. Había mucho silencio. Camine lentamente hasta que encontre a otro campesino con una antorcha, caminando rapidamente hacia la ciudad. Le dije que se detuviera, estaba haciendo mucho ruido. El hombre se detuvo, se voltió y me miró asustado. Ya tenía mi hacha levantada al momento que se voltió y le corté la cabeza. La tomé y la guarde en mi bolso. Ya había hecho esto antes. Me di prisa y corté todo las las partes del hombre que pude y que cupieran en mi bolso.

Volví tranquilamente a mi hogar. Me dirigí al establo suitado detras de mi casa y entré. Ahí estaba mi hijo transformado en un lincántropo, un hombre lobo. Lo tenía amarrado con gruesas cadenas muy resistentes. Gruñía, ladraba, aullaba y mostraba sus afilados dientes. Le tire el bolso lleno de carne humana. La comío en un par de minutos luego se tranquilizó. Le di la bendición, sonreí y me fui a descansar...