Before I met you.

Capítulo 1.

Sonó la alarma a las 9:30, la apagué y me di la vuelta de nuevo, notando que Jack no estaba, para variar. Llevaba todo el maldito fin de semana sin aparecer.

La mala leche empezó a circular por todo mi cuerpo y decidí levantarme para no cabrearme más.

Me desvestí de camino al baño, dejando la ropa por el suelo. Ya lo recogería más tarde, la verdad es que no puedo ver nada desordenado.

Me metí bajo el chorro de agua caliente y salí a los diez minutos completamente aseada, me sequé el cuerpo con una toalla y peiné mi pelo rubio para quitarle el agua y comencé a secarlo con el secador.

Fui hacia el armario, me puse la ropa interior, unos vaqueros ajustados, una sudadera negra con letras en blanco que decían "NO BOYFRIEND NO DRAMA" y las superstar.

Volví al baño y me hice una coleta alta, me eché un poco de rímel y recogí la habitación.

Desayuné un café con leche y salí por la puerta. Revisé mi teléfono móvil mientras esperaba al ascensor. Tenía 25 minutos para llegar a la cafetería donde había quedado con Aileen. Me daba tiempo de sobra. Además, Aileen siempre llegaba tarde, no había de qué preocuparse.

[...]

Entré por la puerta de la cafetería cinco minutos antes de la hora y, como era de esperar, no había ni rastro de mi mejor amiga.

Me senté en una mesita al lado de la ventana y pedí un café con leche. Mientras llegaba decidí meter prisa a Aileen:

"Espero ver tu maldito culo entrando por la cafetería en tres minutos"

"Mi precioso culo* y sí, estoy llegando, cansina"

"Mientes mal hasta por WhatsApp"

"Cállate y no me estreses"

Diez minutos y dos cafés después a alguna mente brillante se le ocurrió empezar a dar golpecitos al cristal. Levanté la vista con mi peor cara de mala hostia, encontrándome a la gilipollas de mi mejor amiga sacando la lengua y señalándose el culo. Cómo no, la mente brillante era ella.

Medio minuto después entró en la cafetería, se acercó a la barra y se sentó conmigo.

- Ya te vale, diez minutos esperando -. Le dije.

- Pf, tía, tengo que desayunar, que me levanto con hambre.

- Tú siempre tienes hambre.

- Touchè -. Dijo, chasqueando los dedos.

Un par de minutos después llegó la camarera con un café para mí y una Coca-cola light, un donut y una tosta de jamón para Aileen.

- ¿Pero tú no habías desayunado ya? -. Pregunté sorprendida. Vale que Aileen siempre tenga hambre, pero iba a explotar.

- Ay, tía, es que tuve una noche muy movidita -. Dijo guiñándome un ojo.

- ¡Joder, Aileen! -. Dije escupiendo el café -. ¡ Te he dicho mil veces que no quiero saber nada de tu vida sexual, qué asco!

- Claro, como a tí no te dan lo tuyo... Y es una maravillosa vida sexual.

- Como sea, cállate ya.

Estuvimos hablando de cosas triviales hasta que se terminó de zampar lo que había pedido; luego salimos a recorrer Nueva York buscando trabajo como cada mañana.