Algo sucedió...

59 3 0
                                    

Llegué a la escuela y me di cuenta que no había nadie en el salón técnicamente ya era la hora de entrar, ¿Qué habrá sucedido? me estaba empezando a desesperar pensando que no tenia clases o que estaban en otro lugar, entonces entró el conserje al salón y le pregunte que había pasado, instantaneamente respondió que iban a hacer un operativo y que todos estaban en la explanada de americano, luego recomendó que me marchara con una expresión desagradable, entre más me aproximaba, el ruido era mayor, — Podría haberme atacado algún perro policía— pensé y en eso tropecé por culpa de mis pies, uno se doblo y el otro no pudo sostenerse, esperaba que nadie hubiera visto pero para mi sorpresa se percataron Martín y sus amigos quienes solo se burlaron de mi y se alejaron, eso me dejo un poco mas tranquila porque generalmente hubieran aprovechado y habría sido humillada.

Llegué finalmente, como cargaba un libro en mis manos, me senté para leerlo.

—No te gustara el final—. Escuche a una chica detrás mío
Volteé para verla y agregó —definitivamente es un mal libro—
—metete en tu asuntos y déjame leer lo que a mi me gusta.
—Disculpa no quería molestarte, mucho gusto mi nombre es Annie.

¿Podría ser la misma persona del cuaderno?, ahh bueno proseguí.

—Me dicen Denis.
—Te he visto paseando sola.
—¿ah si?
—Estoy en tu grupo.
—Que cosa más emociónante—. Dije sarcaticamente.
—Vamos, estoy intentando ser amable contigo y me contestas así.
—Pues yo no intento ser amable.
—Esta bien, me voy.

Espera que has hecho inútil, no tienes amigos y luego te preguntas porque... Dije para mis adentros.
No es por que yo quisiera ser grosera pero en verdad me molestaba infinitamente cuando  interrumpían mi lectura, me sentí mal y tuve que ir detrás de la chica para disculparme por tal comportamiento, al menos como minimo.

—Espera, en verdad discúlpame, sólo no me gustan las interrupciones cuando estoy leyendo.
—Oh, esta bien, tengo que irme a mi curso, adiós.

Espera, ¿No dijo que estaba conmigo?. Acaso no te das cuenta o que eres tonta, la has hecho irse con tus respuestas groseras.

Ah otra oportunidad que se me iba de las manos, ya pues no había nada que pudiera hacer, mejor me prepare para ir a mi curso yo también y ya déjar eso de lado

Entré al salón y ya había un poco de gente, la tal Annie no había entrado aún, yo estaba en la ultima banca de nuevo buscándole el mecanismo a mi nuevo teléfono y sentí que alguien tocaba mi hombro y era el chico del cuaderno..

—Disculpa ¿me podrías regresar mi cuaderno? .
—Lo siento ayer cuando iba a entregártelo te perdí.
—Yo creí que habías pensado que te lo iba a regalar.
—Eso no habría pasado por mi mente, pero Gracias.
—¿no husmeaste mi cuaderno?, ¿verdad?.
(oh dios, como lo supo) —Pierde cuidado no lo hice—.
—Pues mis paginas dicen lo contrario, ahí hay unos dedos marcados en mis paginas—.
Tontamente comí chocolate y ahí me tienen, descubierta.                     —Discúlpame quería saber quien me había prestado su cuaderno
—No te preocupes, sólo no digas nada sobre Annie—.
—Seguro—. como si tuviera muchos amigos, pensé.

Entró la profesora y caí en cuenta... olvide preguntarle su nombre, bueno ya habrá tiempo después pero con que pretexto le iba a preguntar, me iba a ver como una loca por tener amigos.

Pasó otro largo día y ya no pude hablar con el chico, llegue a mi casa y prepare algo especial para Max, un pastel de carne y el movía muy alegremente su colita, sus orejas parecían unas antenas, prepare luego mi comida y nos fuimos a mi cuarto a comer, puse una película de terror y siempre que aparecía alguna escena de miedo Mex aullaba y se escondía en mi brazo, ese perrito era mi vida entera.

Transcurrieron los días y yo seguía sin amigos, deje de sacar a pasear a Max para ver películas, no lo había cambiado, él y yo cambiamos nuestra rutina, nos hicimos unos glotones y dejamos la vida sana que llevábamos por ver películas y comer como locos.
Un día lluvioso, yo amaba los días de lluvia y a Max le daban miedo las tormentas eléctricas se temblaba pero con un abrazo se tranquilizaba.
Mi madre sólo llegaba a dormir, me decía que tenía mucho trabajo, yo sabia perfectamente que estaba saliendo con alguien, solo tendría que esperar el momento adecuado para decírmelo indudablemente me trataba como a una niña pequeña, como si yo reaccionaría a tal grado de hacer un escandalo porque mi mama tenia novio, yo ya lo tenia bien identificado, se llamaba Dom, tenia 37 y vivía solo.

Aquella noche de lluvia, mi mama llego a las 11:00 se suponía que a esa hora yo ya debería estar dormida pero no lograba conciliar el sueño, mi mama nunca se pasaba de las 10:00 para que yo no sospechara pero esa noche llegó y me dijo con muy mal humor que teníamos que hablar...luego comenzó a decir que había escuchado que yo me drogaba, seguro era alguna de las amigas chismosas sin vida que había inventado esa calumnia, le dije que yo apenas asomaba las narices a la calle, si realmente me drogara no lo haría en la vía publica donde todos me vieran, que si quería revisara todo pero que si existía uns próxima veez no iba a dudar en tomar mis cosas y salirme de la casa y si quizas sonó extremista pero estaba molesta. No era justo que les creyera mejor a otras personas, me puse de malas yo también y le pregunté especialmente molesta el porque había llegado a esa hora, fue entonces cuando se invirtieron los papeles y me veía como adolescente regañado, me dijo que tenia novio,
—Ya lo sabía—. Se notaba su impresión.
—Quien te lo dijo.
—Hay mamá por favor, no había otro pretexto mas barato que el trabajo, la tienda se cierra a las 8:30 sin excepción—.
—Lo siento hija, temía que no lo aceptaras.
—Ya no soy una niña no tienes que protegerme de lo que hagas.
—Bien. Él se llama Dom.
—También lo sabía.
—¿como sabes?
—Supongo que cualquier hija lo habría investigado.

Mentira, una de las últimas veces que saque a pasear a Max, un señor iba en bicicleta cayó en el lago, tuve que ayudarle y sacarlo del agua, me dijo que le ayudara entrando a una tienda de ropa para sustituirla por la mojada, me dio dinero marché con Max para comprarla.
—Creí que ibas a robar el dinero y que no volverías— dijo mientras me acercaba.
—Lamento la tardanza pero no sabía que tipo de ropa escoger.

Me pidió que le cuidara su bicicleta en lo que entraba a los baños a cambiarse y me invito un helado después luego comenzamos a platicar y comentó que estaba saliendo con una señora de 36 años de complexión delgada, cabello negro lacio, que siempre se vestía muy bien, y tenía una hija que no sabia nada sobre el, luego llegamos a la conversación de dirección es  y dijo por donde vivía su novia, entonces caí en la cuenta que era mi madre por eso y otras características que me dijo, incluso comento algo sobre Max y me pregunto el nombre de mi perrito y solo se me ocurrió decirle que se llamaba pato, vaya nombre tan extraño para un perro pero necesitaba no verme tan obvia, y regresé a casa.

—Me parece bien que lo hayas tomado así, hija.
—Deberías confiar mas en mi, últimamente dudas hasta de lo que ingiero.
—Está bien, ahora ve a dormir que tienes que ir al colegio.

empecemos a soñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora