Capítulo uno

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Estoy recostada en la cama de mi habitación, mirando detenidamente las grietas del viejo techo blanco, mientras escucho a mi hermana llorar desesperadamente junto a mí, está comiendo mi bote de helado, el cual estuve guardando toda la semana, pero no le digo nada, ya que me doy cuenta de que está pasando por una crisis. Antes de que papá tuviera el accidente donde murió,  nos decía a Kathy y a mí, que la solución a los problemas era un gran bote de helado, así que desde los siete años, mi hermana y yo, nos la pasábamos comiendo helado cada vez que nos sentíamos tristes, y por supuesto después de comer ese gran bote, volvíamos felices, por qué papá siempre tenía la razón en todo.
Antes de esto, había escuchado a mamá hablar con mi hermana, ya que cuando Kathy entró por la puerta, comenzó a llorar sin parar, mamá estaba muy asustada así que me mando a mi habitación,  y corrió a lado de Kathy, para preguntarle qué sucedía, luego comenzó a decirle que todo estaría bien y qué pronto pasaría. No entendía nada de esas palabras, estaba confundida, aunque solo podía pensar que mi hermana tenía su periodo, presentaba todos los síntomas: hambre de embarazada, llanto sin razón lógica alguna y estaba acostada en la cama. Así que apenas llego a nuestra recámara me decidí a preguntarle qué le sucedía, a lo que me respondió llorando más fuerte que antes, que nunca debía de enamorarme ya que solo acabaría con el corazón roto. Y aunque eso sonaba como una advertencia y veía a mi hermana devastada; era como, cuando mamá me decía a los seis años que no comiera algo que había encontrado en el suelo, solo provocaba que me dieran más ganas de hacerlo y lo comía, aunque sabía que estaría enferma en la mañana. Por esta misma razón espere a que Kathy se durmiera, y busque rápidamente en la laptop: que es un corazón roto, lo primero que vi fueron páginas depresivas, donde me di cuenta de que los adultos tienen razón en algunas cosas: los adolescentes podemos ser unos exagerados, y me dije que la gravedad que le daban al asunto de acabar con un chico o chica era enorme. Es ridícula la idea de algo tan torpe, aunque claro lo decía Alice la chica que nunca había tenido ni un novio. Sabía que la idea de ser más que virgen a los dieciséis era un poco rara, más pensando que todas a esa edad salían todos los fines de semana con sus novios, tomaban y fumaban. Pero yo era un poco más del tipo de quedarse en casa, ver maratones intensos de Netflix y comer como si no hubiera mañana. Así que como propósito de vacaciones de verano, me comprometí a salir con un chico y terminar con el corazón roto, para poder probar que mi teoría es cierta, y así fue como regrese a la cama, tome mi libreta debajo de mi almohada, delicadamente intentando no despertar a mi hermana, para poder aumentar un propósito a mi lista de verano, regrese mi cuaderno a su sitio, y dormí profundamente.

Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora