Era 8 de abril, el día de el cumpleaños de mi hermana, sólo que ella ya se había ido, iría a llevarle unas rosas al cementerio, eran sus favoritas, luego pasaría por el manicomio, donde mi hermana estubo intenada, agradecería por su ayuda, dándoles unas clases a los internos.
La mañana pasó tal como lo había planeado. A las 12:30p.m. estaba en el cementerio, en su lápida habían varios tipos de flores, pero ni una sola rosa, moví las flores remplazándolas por un gran ramo de rosas de todos los colores posibles, me recordaban que cada vez recibía una rosa, su permanenete sonrisa se ambliaba un poco más, estube media hora hablándole, luego partí hacia al manicomio, la clase duró dos horas, todo como siempre, todos aportábamos un poco y yo los hacía reflexionar con algunas de mis palabras.
El resto del día lo pasé tranquila con algunas de mis amigas, reíamos, nos abrazábamos, hablámos de nuestro día y hasta lloramos un poco, luego regresé a mi casa, me cambíe y me quedé dormida.
Los meses iban pasando, ya era rutina: despertaba, me arreglaba, pasaba el día con los internos y en la noche regresaba a casa para dormir, los fines de semana generalmente pasaba en día con los internos y la tarde con mis amigas. Era noviembre, los meses iban pasando muy rápido: desperté, me arreglé y salí hacia el manicomio. Al llegar pagué el taxi y entré al edificio, me dirigí a la habitación donde daba mi clase, al llegar todos estaban sentados esperando. Para mi sorpresa había un chico nuevo: era alto, delgado, cabello color castaño y tenía unos hermosos ojos color hazel, nuestras miradas se encontraron y sentí como una ráfaga de viento frío me pasaba por el rostro, el clima encontraba bastante frío a diferencia de los demás días que habían sido cálidos, éste estaba nublado.
La clasa pasó rapidamente, todos aportábamos menos el chico nuevo, cuando faltaba exactamente media hora para finalizar la sesión, el chico nuevo se levantó de su asiento y comenó cmina con destino hacia el corredor.
-¿A dónde crees que vas?- Dije pero el solo me ignoró sieguendo su camino. -Ya regreso, ¡no se muevan!- Dije a los demás internos para ir tras él.
Al llegar a una habitación vacia, miró un poco hacie el exterior, y de un momento a otro saltó por la ventana, rompiéndola en pedazos, yo observando la escena grité, llamando a varios instructores.
-Se escapó.- grité mientras se acercaban algunas personas. -Rompió la ventana y se escapó.-
-Señorita, ¿Se encuentra bien?, la ventana no tiene ni un rasguño.- Dijo uno de los uniformados.
Al mirar la ventana estaba intacta.
-¡Pero yo lo ví!- Dije en mi defensa y los intructores e intenos empezaron a alejarse ignorándome.
Cuando la habitación estaba completamente vacía sentí unos pasos a mi espalda y al darme vuelta él estaba allí, firme, mirándome.
-Tranquila Helena, yo tambien lo ví escapar.- Tenía una sonrisa en el rostro y su voz sonaba tranquila.
-¿Cómo sabes mi nombre?, ¡Yo no te conozco!- Le grité asustada y retrocediendo.
Justo en ese momento desperté, estaba realmente confundida observando la habitación en la que me encontraba, cuando él entró con un uniforme de instructor, "David" era el nombre que indicaba su uniforme.
-¡Buenos días Helena!, ¿Pasaste buena noche?, ¡Tienes visita!- Dijo esta vez con una sincera sonrisa.
yo no pude responder porque estaba realmente confundiday muy asustada, me guió hasta el patio y allí estaba mi hermana, esperandome con los brazos abiertos.
-Pero... ¿Tú?, ¿Estás viva?-
-Claro... ¡Feliz cumpleaños!- Dijo abrazandome.
-¡Pero es noviembre!-
-No, es julio, ¡Tu cumpleaños!-
Ya no podía distingir si era realidad o era un sueño, pero fue en ese momento cuando pude comprender y recordar que la única atrapada realmente ahí era yo, llevava tres meses interna y sólo en ese momento pude llegar a la conclusión de que no había sido nada más y nada menos que un sueño...
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¿Qué creen ustedes?